MITOS
Y VERDADES EN INVESTIGACION DENTRO DE LAS UNIVERSIDADES
“Como en todo caso, la
percepción del sentido de las observaciones realizadas nos ilustra sólo
indirectamente acerca del mundo exterior..., nuestras concepciones al respecto
jamás pueden ser definitivas. Siempre hemos de estar preparados para cambiar
tales concepciones...” (CONACYT, Einstein, p. 80)
“Un hombre sabio será siempre un
aprendiz de maestro” (Platón citado por Flores, 2018, p. s. / n.)
“Si
no fuiste un buen aprendiz, nunca serás un buen maestro” (Platón citado por Flores,
2018, p. s. / n.)
NOTAS
INTRODUCTORIAS
En virtud de mi participación en el curso
Formación de Tutores promovido por la Dirección de Desarrollo Profesoral de la
Universidad Nacional Experimental Simón
Rodríguez, dictado por un staff de profesores del Núcleo Los Teques,
llevado a cabo dentro de sus instalaciones del que fui participante, y dentro de la dinámica
acordada de la facilitación de dicho curso, se concertó de que cada uno de los
asistentes hicieran sus reflexiones.
Por razones de lo arriba manifestado, hago
una serie de reflexiones que denomino Mitos y Verdades, que tiene como
inspiración lo debatido en los cuatro
días que duró dicho curso, referida a una serie de creencias que se han tejido
en torno a los cursos a nivel de pregrado que tienen que ver con el eje de
investigación: Introducción a la Investigación, Metodología de la Investigación
I y II, Investigación Educativa, Epistemología, Proyecto I y II, Seminario de
Trabajo Especial de Grado y Trabajo Especial de Grado. En este sentido refiero
a continuación una serie de consideraciones, que a mi entender se han generado
dentro del ámbito académico, no para bien, sin dejar de lado mis aclaratorias,
que ruego tómela de la mejor manera.
MITOS
Y VERDADES
Mito No. 1. Solo los especialista en metodología de investigación
pueden enseñar los cursos referidos al eje de investigación en pregrado. Es
cierto que los especialistas en metodología de investigación, es decir los
formados en las universidades de manera específica en esta área, en pre y
postgrado pueden enseñar los cursos del eje de investigación en pregrado, pero
no dejar de ser verdad también, que los que tienen formación en Especialidad y
Maestría en áreas distintas, también tienen perfil de investigadores, por lo
tanto pueden enseñar metodología de investigación y similares, al menos en
pregrado. De hecho, solo por citar una casa de estudios universitarios, la Universidad
Rafael Urdaneta (s. / f.), ofrece, a nivel de postgrado: Especializaciones en Metodología
de Investigación.
Sin
embargo, estos profesionales de alto nivel, se van ver limitados en proyectos
de investigación, en aquellos que no estén vinculados a su área del
conocimiento. Por ejemplo, si su parcela del saber son las artes visuales, se
va ver restringido para tutorizar una tesis de física nuclear, no así, el
profesional del área, que sin estudios
de postgrado, pero si está bien formado en esta área de la ciencia, pudiera ser
el candidato ad hoc para esta misión. Ahora bien, en las universidades, los que
tengan estudios de postgrado, dentro de su área de competencia puede ser
profesor del componente de investigación, al menos en el pregrado
universitario. Cabe acotar, que generalmente además de la formación adquirida
formalmente en las universidades por muchos investigadores, nunca se habla de
los esfuerzos autogestionario y autoformativo que realizan detrás bastidores:
como lecturas, investigaciones particulares, que denotan constancia, todo ello
enmarcado en el concepto de educación permanente: el esfuerzo de manera
individual.
Mito No. 2. Todos los egresados de las universidades
tienen que ser investigadores. En este punto me voy referir
a la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, donde he estado por 32
años de mi vida, siempre entre la sana crítica. Revisando el Pensum de Estudios
de la Carrera de Administración, Mención: Mercadeo, lo referido a roles y
funciones y los conocimientos que debe poseer el egresado, dicho pensum
establece: “Sobre Metodología y Técnicas de Investigación de Mercadeo, con la
finalidad de elaborar los estudios tanto cuantitativos como cualitativos del
mercado de los productos y servicios” (p. s / n.); además de asignarle el rol para “la
elaboración y conducción de estudios relacionados con los aspectos de mercadeo…
estudios de imagen y de opinión” (ibídem). Inclusive, en el campo de trabajo
puede desempeñarse como investigador de mercado.
Reflexionando sobre estas exigencias, en
apariencias necesarias pero en la práctica ha sido una gran utopía por no decir
fracaso, en el sentido que todos los egresados no quieren ser investigadores.
Recuerdo que Platón, (tr.1871) en La República 380 a. C, en lo referido a cómo
se organiza una sociedad decía que todos no pueden ser filósofos, porque no
todos quieren serlos. Siguiendo este razonamiento, leí en una entrevista que
aparece en el diario El Universo, editado en la ciudad de Guayaquil titulada:
“95% de los universitarios no buscan ser investigadores sino profesionales
según el CES” (Consejo de Educación Superior). De aquí se deriva la pregunta: ¿Todos
los egresados de las universidades deben hacerse investigadores? ¿Todos los
estudiantes quieren ser investigadores? Los datos arriba descritos señalan que
no todos los estudiantes están interesados en procurar ser investigadores
¿Puede un profesional ser excelente en su área sin ser un investigador de la
misma? Rotundamente sí. Ahora bien, para lograr altos niveles en competencias
investigativas, las universidades deberían cambiar el rumbo en el sentido de
qué estudiantes seleccionar para sus universidades y cuáles aptitudes
específica deben poseer, de lo contrario será un fracaso como hasta ahora. Cabe
aquí esta pregunta: ¿Se puede ser un buen profesional y buen investigador?, sí.
El asunto está que no todos los profesionales desean ser investigadores. O se
hace una selección exhaustiva de los candidatos a ingresar a la universidad que
además del componente técnico o profesional que los motiva, tengan además,
interés por la investigación, o cierto perfil para ello, o seguirá siendo una
utopía que todos los egresados se hagan investigadores. Incluso, el estudio
referido señala que un número importantes de los profesores tampoco hacen investigación. Otro error dentro del
contexto universitario es creer que solo el conocimiento se aplica en la
investigación, dejando de lado, que también se aplica, para resolver problemas
prácticos en el día a día de la jornada laboral que no requieren apoyarse en
investigaciones, sino en normativos legales, instructivo, entre otros; y en
algunos casos de investigaciones realizadas por otros. Hay que repensar la
universidad. En este orden de ideas, Carvajal (2010), señala:
“…los egresados universitarios deben ser capaces de entender de manera
rápida los elementos constitutivos de un problema, comunicarlos, discutirlos y
trazar soluciones efectivas y fáciles de comprender y comunicar. Además,
deberán dominar varios idiomas y tener una amplia capacidad analítica e
interactuar cómodamente con computadoras y equipos de información y
comunicación que serán mucho más ágiles y eficaces que las actuales.” (p. 64).
De modo que las competencias
referidas a una u otra área específica va responder además de la inquietud
de la persona, y que no debe admitirse
dogmáticamente que debe ser solo la investigación, la que responderá a la
naturaleza de los problemas que deba enfrentar en el campo laboral un
profesional. Hay muchas decisiones de trascendencia en el campo laboral, que no
necesariamente se resuelve con una investigación. De modo, así como Platón en
La República, digo, parafraseándolo, que todos los egresados de las
universidades no pueden ser investigadores, porque no todos quieren serlos.
Creo que además de las actividades que les impone a los estudiantes los cursos
en las universidades, que de alguna manera pudiera contribuir a encaminarlos
hacia la investigación; otra cosa es cierta, el interés del estudiante
privilegia.
En mi experiencia como
profesor universitario por más de 20 años, y que he trabajado con los cursos
del eje de investigación, he observado que una cifra importantes de estudiantes
8/10 aproximadamente, tienen grandes deficiencias en escritura y en lectura (de
las diversas maneras); además de su
formación intelectual es deficiente. Por otra parte, en muchos casos a los
cursos referidos al área no le prestan la atención debida. Considero que los cursos
relacionados con el área de investigación que se imparten en las universidades;
y la
asesoría y acompañamiento del tutor les brindan las competencias
necesarias para la elaboración de su trabajo de grado a los estudiantes. Ahora
hacerse investigador es otra cosa, que
por cierto debe ser una decisión de los estudiantes, nunca una
imposición de las universidades.
Finalizo, no sin recordar con esta cita, referente a los cursos de metodología: “Son, sin duda,
necesarios pero nunca
serán suficientes para
conseguir una preparación capaz
de enfrentar los desafíos que nos plantea la realidad
social y profesional en donde trabajamos, y la
complejidad del objeto de estudio” (Rojas, 2013 p. 16).
Mito
No. 3. Mi línea
de investigación es cualitativa o cuantitativa. En principio,
comenzaré por decir que una línea de investigación debe corresponder a un área
del conocimiento lo suficientemente amplia. No al paradigma, aunque ambas
tiene que ver con él. Se refiere a áreas temáticas susceptibles a ser
investigadas, tanto en el paradigma
cuantitativo como en el cualitativo, lo cual dependerá de la naturaleza del
problema o de la realidad. Lo cual refiere a un viejo problema que se remonta
al mundo griego referido: a la realidad objetiva o a la subjetiva; que tienen
como correspondencia el lenguaje: de los números y de las palabras, este último
ya ampliamente disertado por Platón (tr. 1871) en las obras Crátilo, “Sobre el
significado de las palabras” escrita en 460 a. C., en el que entre otras cosas,
señala que el lenguaje, no es la realidad, sino un pálido reflejo de ella, y se
da por convención o acuerdo de una comunidad determinada en cuanto a su empleo.
En diálogo Protágoras, Platón (tr. 1871) manifiesta que la diversidad de perspectivas cada una de las cuales a
su vez se desdobla en una abundante multiplicidad de matices que, las mismas
palabras griegas cobran sentidos diferentes al ser insertadas en referencias y
en coordenadas
necesariamente distintas. El filosofo Protágoras, quien le da el nombre al
diálogo de Platón, es el padre del
subjetivismo y el relativismo. Es una manera de mirar la realidad. La otra es
la objetividad, que tiene su raíz en Aristóteles, el Atlas filosófico que
sostiene a toda la civilización occidental, como lo denominó, Ayn Rand, Rand es
la artífice del término objetividad. El hombre vive inmerso dentro de una realidad
objetiva y subjetiva. Los problemas se plantean desde estas realidades. En
palabras de los filósofos de nuestro tiempo: Comte, los hechos, lo objetivo;
Husserl el fenómeno, lo subjetivo. A partir de Kant, los fenómenos son lo que
el hombre puede conocer, la cosa en sí; no es cognoscible. Con razón, el
criticismo kantiano ha sido catalogado de escepticismo.
Ahora
bien, en un área temática determinada, de la que surge un problema de cualquier
índole, antes de inscribirlo en un paradigma determinado, según Guba (1991) debemos
hacernos tres preguntas fundamentales, las cuales le darán las repuestas a toda
investigación: ¿Cuál es la naturaleza de la realidad? (lo ontológico). Se
refiere a que si la realidad a estudiar es objetiva o subjetiva. ¿Cuál es la
naturaleza de la relación entre el que conoce (el investigador) y lo conocido o
conocible (lo epistemológico). Trata de lo relacionado si la relación es sujeto
/ objeto, o sujeto / sujeto y ¿Qué debería hacer el investigador para averiguar
sobre el conocimiento? (lo metodológico). Si es experimental /
manipulativa o dialógica / transformativa, hermenéutica / dialéctica /
fenomenológica (lo ontológico, lo epistemológico y lo metodológico: dimensiones
del paradigma). Según este autor las respuestas que se den a estas tres
preguntas pueden considerarse como las creencias básicas o los paradigmas que
podrían ser adoptados, en una investigación; y las respuestas a estas preguntas
resolverá la investigación. Montero (2001), a las tres dimensiones del
paradigma de Guba (1991), le agrega las dimensiones: ética y política. La
primera tiene que ver con ¿Quién es el otro? ¿Cuál es el lugar del otro en la producción de
conocimiento? La segunda refiere a ¿Qué tipo de relaciones tenemos con el otro?
¿Para quién es el conocimiento?
En relación al término paradigma, Kuhn
(2004) afirma que toda investigación científica trabaja con el
arreglo de paradigmas. En este sentido, es tajante al señalar que no existe
investigación con ausencia de ellos. Los paradigmas engloban teorías en la que
están enmarcadas las actividades de investigación. Este autor expresa que un
paradigma es una idea que comparten extensamente científicos, sociólogos y
numerosos historiadores sobre sus creencias en el campo de las ciencias. Este
investigador, define
la palabra paradigma de distintas maneras. En este punto me referiré a dos de ellas, que
naturalmente no abarcan todas las definiciones teorizadas por él. Una,
significa toda constelación de creencias, valores, técnicas, etc., en que participan los miembros de una
comunidad científica, es decir los valores compartidos que pueden ser importantes y determinantes del
comportamiento del grupo, aun cuando sus miembros no los apliquen todos de la
misma forma. Dos, denota una especie de elemento de tal constelación, las
concretas soluciones que, empleadas como modelo o ejemplo, pueden reemplazar
reglas explícitas como base de la solución de los restantes problemas de la
ciencia.
Por su parte, Montero (2001) refiere
que el paradigma es un modelo o modo de conocer que incluye tanto la concepción
del individuo o sujeto cognoscente, como una percepción del mundo en que vive y
las relaciones entre ambos. Mientras que Wiesenfeld (2001) enfatiza, que la
escogencia de un paradigma implica la conjugación de valores, ideología,
sentimientos, formación académica, experiencia profesional e investigativa,
motivaciones individuales; para disentir de las prácticas dominantes. Una línea
de investigación debe tener una temática definida, lo de los paradigma se corresponde más bien a la
naturaleza de la realidad que se va a estudiar dentro de una temática
determinada.
Mito No. 4. Solo las universidades forman investigadores.
No. Sí la mayor parte de ellos. Arocena, y Sutz / UNESCO (2016) al respecto
señalan: “La investigación científica y tecnológica se hace, en América Latina,
mayoritariamente en universidades, particularmente en las universidades
públicas” (p. 9). Este dato lo tomo solo para ilustrar y darle cuerpo a mi
afirmación de inicio. Sin embargo, existen investigadores que se han formado al
margen de los estudios universitarios, que no han tenido más ayuda que de su
ingenio e imaginación como son los casos, solo para ilustrar, de: Mary Anderson,
inventora del limpiaparabrisas; y del sastre Barthélemy Thimonnier, creador de la máquina de coser.
Además de las universidades hay corporaciones que hacen investigación, por
ejemplo: Apple, solo por citar una…
Mito No. 5. El paradigma cualitativo es
mejor que el cualitativo o viceversa. A menudo, he
escuchado, tanto a estudiantes como a profesores declararse cualitativista o
cuantitativista. Incluso decir que uno es mejor que otro, siendo esto no más
que una perogrullada. Es el viejo problema del tenedor y la cucharilla. Un
comensal le dice a otro que es mejor para comer el tenedor que la cucharilla;
otro le contradice diciéndole que la cucharilla es mejor que el tenedor. Aquí
no se trata cuál es mejor, sino más bien que se va a comer. Si vas degustar
pasta te conviene usar el tenedor; si es sopa la cucharilla. Sería absurdo
comer sopa con un tenedor, y pasta con una cucharilla. En investigación,
siguiendo esta analogía es lo mismo. ¿Cuál paradigma emplear? Dependerá de cuál
es la naturaleza de la realidad a estudiar (lo ontológico), es decir si te vas
enfrentar a un problema de naturaleza objetiva o subjetiva; y cuál va a ser la
relación del investigador con lo investigado (lo epistemológico): si la
relación va a ser sujeto / objeto o por el contrario sujeto / sujeto
(dialógica).
Si en una línea de investigación se aferran a uno o a otro paradigma, por ejemplo el
cuantitativo, los profesores corren el riesgo, de decirles, si es el caso de
una universidad, a los estudiantes que presentan un problema de investigación
del otro paradigma, rechazarle la propuesta de investigación, y en el peor de
los casos, parafraseando al filosofo-emperador romano Marco Aurelio, intentarán
llevararlos a cadenazos a sus creencias o preferencias investigativas. Como
suele ocurrir, en algunos casos.
Presento aquí las características de los paradigmas: cualitativo /
cuantitativo, como una manera de ampliar y comprender lo dicho en el párrafo
anterior: (a) Emplea métodos cualitativos / Emplea métodos cuantitativos; (b)
Fenomenológico / Positivismo Lógico; (c) Observación Naturalista y sin Control
/ Medición Permanente y Controlada; (d)
Fundamentado en la Realidad / No Fundamentado en la Realidad; (e) Orientado al
Proceso / Orientado al Resultado; (f); Válidos: datos reales, ricos y profundos
/ Fiables: datos sólidos y repetibles; (g) No Generalizable / Generalizable;
(h) Asume una Realidad Dinámica / Asume una Realidad Estable; (i) y Holística /
Particularista (Pérez Serrano, 1994).
Ahora bien, el creador del positivismo
o filosofía positiva Comte, afirma
que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico. El
positivismo deriva del empirismo y de la epistemología que surge a principios
del siglo XIX de filósofos tales como: Saint Simon, Augusto Comte y el inglés
Stuart Mill. Se caracteriza, entre otras cosas, por su rechazo a la metafísica,
su monismo metodológico, el empleo de los métodos de estudio de las ciencias
físico-naturales, a la forma de conocer inductiva, y de explicar los fenómenos
a través de leyes generales y universales, entre otras. En 1830, Comte comenzó su obra monumental:
el Curso de Filosofía Positiva que fue terminada en 1842,
doce años después se publicó en seis volúmenes. Del título de esta obra deriva
el término positivismo, conocido también como paradigma hipotético deductivo o
cuantitativo. También se le conoce como sociología científica.
Las
creencias del positivismo son las siguientes: (a) ontología realista, es decir
la realidad existe “fuera del individuo” y está regida por leyes y mecanismos
naturales. Desde esta perspectiva el conocimiento sobre esas leyes y mecanismos
se resume convencionalmente en la forma de generalizaciones libres de tiempo y
de contexto, tomando la forma de:
causa-efecto; (b) epistemología: dualista / objetivista, es esencial para el investigador adoptar una
posición distante, no interactiva y ; (c) Metodología: es experimental / manipulativa: se formulan por
a priori las preguntas e hipótesis, sujetas a pruebas empíricas (refutación)
bajo condiciones cuidadosamente controladas (Guba, 1991). Sobre el positivismo
de Comte, escribe Julián Marías (1980): “El
saber positivo se atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin
intervenir, sin saltar por encima para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya
no pide causas, sino solo leyes” (p.343). Este planteamiento, sintetiza, la
esencia de esta corriente del pensamiento.
En relación al paradigma cualitativo o
emergente, Edmundo Husserl, uno de los grandes teóricos de la fenomenología, en
su obra “La Idea de la Fenomenología”, le da cuerpo teórico a este paradigma de
investigación, junto con Taylor Bogdan y Schütz.
Para Husserl (tr. 2015), el
conocimiento es vivencia de unos seres orgánicos que conocen; es un factum
psicológico, en todas sus formas, es una vivencia psíquica; es conocimiento del
sujeto que conoce. Según este autor, (ob. cit.) el fenómeno psicológico en la apercepción y la objetivación
psicológicas no es realmente un dato absoluto, sino que sólo lo es el fenómeno
puro, el fenómeno reducido. Cuando Husserl nos habla de apercepción se refiere
a la percepción consciente de la realidad o del objeto percibido, la realidad
histórica y social. En el conocimiento está dada la naturaleza, pero también la
humanidad en sus asociaciones y sus obras culturales, con un sentido cambiante,
en vivencias cambiantes afecciones y acciones del yo.
Asimismo para Edmundo
Husserl la fenomenología del conocimiento es ciencia de los fenómenos
cognoscitivos en este doble sentido: ciencia de los conocimientos como
fenómenos, manifestaciones, actos de la conciencia en que se exhiben, en que se
hacen conscientes, pasiva o activamente, tales o cuales objetos; y, por otra
parte, ciencia de estos objetos mismos en cuanto que se exhiben de este modo,
he aquí la marcada diferencia con el positivismo, el cual en vez del fenómeno,
se refiere a los hechos, distante del sujeto, es decir de manera dual: sujeto /
objeto, que es la manera como se concibe la realidad humana, de acuerdo a sus
teóricos.
Para Taylor y Bogdan
(1994): “El fenomenólogo quiere entender los
fenómenos sociales desde la propia perspectiva del actor. (p. 16). Entendiendo
que las fuerzas que motivan a los seres humanos como seres humanos y no simples
como cuerpos humanos son: ideas, sentimientos y motivos internos. Lo cual requiere
de la observación descriptiva, las entrevistas y otros métodos cualitativos que
son tan antiguos como la historia escrita.
El tema de
la metodología cualitativa, es el estudio fenomenológico de la vida
social. Donde para el fenomenólogo, la conducta
humana, es lo que la gente dice y hace, es producto del modo en que ella define
su mundo. Se refiere, en el más amplio sentido a investigaciones que produzcan
información descriptiva con las propias palabras de las personas, bien sea
hablada o escrita, y a la conducta observable. A través de un proceso
inductivo, flexible el investigador interactúa con los informantes de manera
natural, viendo, tanto el escenario y a las personas desde una visión
holística, para ser estudiadas, en su pasado y en las situaciones de su
realidad actual, para tratar de comprenderlas dentro de su marco de referencia.
En este sentido, el fenomenólogo intenta ver el mundo desde el punto de vista
de las otras personas a través de proceso
de interpretación y comprensión. Lo complejo de este proceso es que la
perspectiva fenomenológica está vinculada a un amplio abanico de marco
referenciales y escuelas de pensamiento en las ciencias sociales. Para
comprenderlas, dice Martínez, hay que colocarse un caleidoscopio. A este planteamiento
le podemos agregar sobre este particular, el de Martínez (2016) quien tiene esta visión: “El enfoque con
que vemos una realidad depende de nuestro punto de vista, y éste depende de nuestro punto de ubicación” (p. s. / n.).
Del mismo modo, enfatiza que debido a la complejidad de la realidad, para
alcanzar una comprensión plena de ésta, es necesario analizarla, continua y
sistemáticamente, sintetizarla e interpretarla.
Finalizo
este punto con esta cita de Rojas (2013): “Téngase en cuenta que
una teoría, un paradigma u obra –por muy
detalladamente que presente los diversos aspectos de la investigación– jamás podrá abarcar
todas las realidades y problemas que surgen en
la indagación científica” (p. 17).
Cabe citar en este espacio a Kant citado
por Julián Marías (1980), quien refiere que el conocimiento (conocimiento
trascendental) no todo él se nos puede ser revelado (escepticismo kantiano);
las cosas en sí (noúmenos) son
inaccesibles, no puedes ser conocidas, no son temporales ni espaciales, y el
ser humano no se le puede dar nada fuera del espacio y el tiempo.
Solo se puede conocer, los fenómenos, es
decir las cosas en mí, las cosas tal como a mí se me manifiestan, como me
aparecen: los fenómenos, que es lo que solo puedo conocer. Pero Kant advierte,
si yo creo que mis ideas son de las cosas son algo inmanente, y mi conocimiento
es de mis propias ideas; pero si yo creo que mis ideas son de las cosas, la
situación es muy distinta. No es que las cosas se me den como algo
independiente de mí; las cosas se me dan en mis ideas; pero estas ideas no son
solo mías, sino que son ideas de las cosas. Son cosas que me aparecen,
fenómenos en su sentido literal. Cabe recordar entonces que los paradigmas son
construcciones humanas que nos permiten estudiar, comprender algunas parcelas
de la realidad, no toda ella, que cambian con el tiempo.
Mito No. 6. Hazme el trabajo pero no uses el Internet. En una oportunidad,
una hija mía estudiante de Comunicación Social del Núcleo Oriente de la
Universidad Santa María, ubicada en Lechería, estado Anzoátegui, me llamó por
teléfono para que le diera unas orientaciones referida a una investigación que
le habían asignado, no sin recalcarme que el profesor le había dicho que no
utilizara el internet para realizarla. A esta afirmación, surgió la pregunta de
mi parte, ¿por qué? Me respondió que el profesor le había dicho que lo que está
en internet no es confiable, y que los estudiantes, la información que buscan
allí, lo que hacen es copiarla y pegarla y no la leen, y en el peor de los
casos la presentan como de su propia producción intelectual. Voy a referirme a lo
primero; ciertamente, en la virtualidad circula la prensa amarilla
desnaturalizada, pasquines, etc. Me pregunto, solo eso está en el internet. No.
En el internet están las obras completas de Platón aquí citadas, uno de los
trabajos más importantes que se ha elaborado sobre el mundo griego: Paideia:
los ideales de la cultura griega de Werner Jaeger, La Revolución Copernicana de
Thomas Kunh, las obras completas de Aristóteles, solo para citar algunas como
ejemplo, de gran importancia para la ciencia y la cultura.
De modo que la afirmación del profesor no
es del todo cierta. Lo segundo, desde luego nos plantea un problema ético, más
que investigativo. En la tradición occidental desde los griegos hasta hoy se
emplean los aportes de la ciencia y la filosofía (principio de evolución de la
ciencia e historia de la ciencia), generados por otros investigadores, entre
otras cosas para ser comentadas, revisadas, estudiadas, etc. Y es válido si se
cita al autor y se le dan los créditos. Por ejemplo, en la antigüedad Platón
cita a los filósofos que lo precedieron Parménides, Protágoras, Pitágoras,
etc., así a lo largo de la edad media hasta el presente. Por cierto, uno de los
filósofos más comentado en la Edad Media y fundamento de la escolástica fue
Aristóteles. Lamentablemente las cosas no siempre son así, hay personas
inescrupulosas que hacen ver el conocimiento generado por otros como propio.
Así es la realidad. El historiador de la filosofía, Diógenes Laercio (s. III d.
C., tr. 1985), refiere que Heráclito introdujo en la filosofía la teoría de los
contrario, argumentando que todas las
cosas se hacen por contrariedad. Siguiendo esta idea, el bien tiene su
contrario: el mal. Esto es inevitable. Quiero significar que no solo en el
internet hay malas, publicaciones en la realidad no virtual también; pero
buenas publicaciones existen en ambas.
Sin embargo, restringirle al acceso a los
estudiantes al internet, no deja de ser
algo caprichoso. Si se piensa, de acuerdo a Diógenes Laercio, (ob. cit.), que
Tales tuvo que viajar desde la ciudad de Mileto (actual costa occidental de
Anatolia, Turquía) hasta Egipto para estudiar geometría, una travesía hecha por
mar y por tierra, de 1235 kilómetros,
cuando no existían sino barcos a velas, y parte de la jornada se hacía a pie, en el mejor de los casos
sobre el lomo de una bestia, supone un
esfuerzo sobrehumano, no para estudiar el referido tratado, sino para accesar a
la fuente; y hoy por Google lo hacemos en segundos, esto nos debe hacer darnos cuenta, lo importante que es el
internet para el campo de la investigación. Otro aspecto a considerar es la cantidad
de información que circula (democratización del saber), si antes de la imprenta
era sumamente limitado, incluso después de la ella, y antes del internet,
inclusive costoso. Diógenes Laercio (ob. cit) refiere que Platón, le pagó a
Filolao, por tres libros pitagóricos las astronómica cantidad para la época de
100 minas (1 mina equivale 21, 600 gramos de plata), esto ilustra lo importante
que es el internet, como fuente de consulta. Con el internet tenemos una
biblioteca del tamaño del mundo abierta las 24 hora del día todos los días. Fíjense,
solo para ilustrar lo referido al acceso de las fuente, debo decir que un
erudito medieval leía mucho menos que un obrero de hoy que compra el periódico
para leerlo mientras se traslada a su trabajo. Ahora bien, la copia y pega, es
un excelente recurso para extraer resúmenes de los libros. Se ubica el documento
en el internet, se descarga en un archivo en la computadora, se va leyendo y
coloreando la información, luego se pasa para un archivo y se va organizando, y
tenemos nuestros apuntes de clase, o material de investigación. El internet es
hoy, salvando la distancia, la
biblioteca de Alejandría del mundo presente.
Finalizo este punto con mi experiencia
personal mientras fui estudiante durante 4 años en el Instituto Pedagógico de
Caracas, en el Doctorado en Cultura y Arte para América Latina y el Caribe, nunca
compré un libro, toda la literatura que leí la localicé vía internet. Una
recomendación referido a los trabajos
investigación, cuando estemos escribiendo un trabajo y tienen el título
tentativo en mente, verifiquen por Google sino hay otro trabajo con el mismo
nombre, razonemos por cálculo
estadístico probabilístico, y no nos extrañe, encontrar en internet uno con el nombre igual al suyo; si
es el caso cámbiele el nombre y asunto arreglado, no sin antes verificar
nuevamente.
Mito No. 7. No investigues eso que ya se investigó. Comienzo este aparte con
esta reflexión. El pensamiento científico y filosófico no surge de la nada.
Todo investigador de alguna manera lleva consigo la influencia de los que le
precedieron. La buena y la mala. De los temas estudiados por los filósofos y hombres
de ciencia, a menudo quedan lagunas, que los hombres de ciencia posteriormente
abordan, bien sean para a partir de ellos plantear nuevos problemas, refutar
una falsa teoría, o para plantearlos desde nuevos paradigmas de investigación.
Claro está, no tiene ninguna gracia repetir como un loro ya lo dicho por otros,
sin ningún comentario crítico.
Pero
sí, estudiar un trabajo de un investigador, para ampliar nuestros horizontes de
ideas, además de ser motivador e inspirador. No investigues eso, ya se investigó,
es una frase que se dice regularmente en los círculos universitarios. Cabe
recordar aquí, que el libro de Aristóteles: “Acerca del Cielo”, escrito aproximadamente 300 años antes de Cristo, el
filósofo, planteaba que al dejar caer cuerpos
ligeros y pesados desde una misma altura, sus tiempos de caída serían diferentes: los cuerpos más pesados llegarían al suelo
antes que los más ligeros (caída de los cuerpos). Esta seudo verdad se creyó hasta el siglo XVI (casi 2000 años); cuando
Galileo Galilei demostró su falsedad, desmintiendo lo dicho por Aristóteles, con cálculos de la
aceleración de la caída de los cuerpos,
dijo que caen a la misma velocidad sin importar el peso, pues Galileo demostró con ese estudio que en el vacío,
todos los cuerpos tienden a caer
con igual velocidad. Me
pregunto, ¿Qué hubiese pasado si el
planteamiento de Aristóteles sobre la caída de los cuerpos investigado por él,
no se hubiera investigado nuevamente? Ustedes tienen la respuesta.
Siempre, se tiene como punto de partida
los que nos antecedieron, Platón no pensó en un vacío intelectual. Su
pensamiento se fue armando sobre, a favor y en contra de las ideas de los que
le precedieron. Algunas de sus concepciones más profundas y originales fueron
el resultado de intentar resolver viejos y diversos problemas que había
heredado de la filosofía anterior y que le preocupaban vivamente, muchos de
ellos no resueltos o planteados inadecuadamente. A veces hay que volver a los
viejos y nuevos problemas.
Claro está,
en la viña del señor hay de todo. Quien escribe fue por un par de años
Coordinador de la Biblioteca Juan José Pimentel del Núcleo Barcelona de la
UNESR, en la que dedique parte del tiempo de mi gestión a revisar (leer) gran
parte de los Trabajos Especiales de
Grado presentados por los egresados, constatando que una cifra importante de
ellos eran copias “refritadas” de otras investigaciones. En este punto si cabe
decir: “No investigues eso que ya se investigó”. Y quizás esta sea la razón, de que
muchos profesores de la institución y de otras hermanadas, conocedores de las
problemáticas que se investigan, y de estos refritos, por no decir plagios o
semiplagios, se opongan, cuando se
propone una determinada temática ya trillada, como Trabajo Especial de Grado. Salvo que el
estudiante se proponga seriamente abordarla y convenza al facilitador de que le
va a poner corazón a la investigación, y va a presentar una buena investigación
desde otra mirada.
No
obstante, no debemos prejuiciarnos con los estudiantes. Creo que con una entrevista
referente a qué piensa hacer en su
investigación nos pudieran indicar por donde van las cosas. Ir nuevamente sobre
temáticas ya investigadas, no es un problema en tanto no sea una copia
fotostática de otro trabajo. Cabe considerar, que la realidad es cambiante, es
la misma y al mismo tiempo no lo es, como diría Heráclito. Recordemos este
aforismo de Heráclito: “Nada es permanente a
excepción del cambio”. “Nadie se baña en el mismo río dos veces porque
todo cambia en el río y en el que se baña”. Heráclito citado Molina, (2020).
Claro está cada universidad, de acuerdo a las carreras que ofrece, se reserva
el derecho de señalar áreas temáticas para ser investigadas que se deben acatar
tanto el profesorado como los estudiantes. En un sentido general todo
relacionado con el hombre y su entorno es susceptible de ser investigado.
Mito No. 8. Esa
información no está actualizada. Frecuentemente
se oye en tanto en los ámbitos académicos como en los que no lo son, esta
frase, “no me usen bibliografía vieja, desactualizada, tiene que ser de reciente
producción intelectual, porque si no está caduca”. Este último término me hace
pensar, que si el vino lo mejora el tiempo o lo desmejora, ¿el vino caduca o
desmejora con el tiempo? De este razonamiento, surge esta otra pregunta: ¿qué hace que una fuente
documental esté actualizada? El tiempo, la validez de sus planteamientos, o
ambos criterios o ninguno de ellos?
Hace unos días, dándole una mirada, a un
portal digital, aparece una reseña de Laura Marcos (2020), referido a los
libros más influyentes de la historia, dentro de los que figuran 15 libros escritos desde la
antigüedad hasta el presente, me voy a referir a dos de ellos, en orden
jerárquico por su importancia para la ciencia, y la filosofía y por lo propicio,
por lo que se trata aquí: al primero y al octavo, ambos, por sus aportes dentro
de los campos de la filosofía moderna y de la investigación. En el orden
indicado, los Diálogos, de Platón (s. IV a.C.),
considerados uno de los cimientos de la cultura
occidental. Toda la filosofía, posterior en Europa surge de esta obra
del discípulo de Sócrates, aunque llamar "libro" a los Diálogos no es
exacto: son 36 textos publicados habitualmente en nueve volúmenes, los cuales tuvo
una influencia decisiva en Aristóteles, San Agustín y también en la psicología,
la ética, la estética, la política y la ciencia. La otra obra es la Crítica de la Razón Pura, de Emmanuel Kant (1781). Una
obra trascendente dentro de la filosofía occidental cuyo objetivo central es
lograr una respuesta definitiva sobre si la metafísica puede ser considerada una
ciencia, así como fundamentar la validez tanto de la experiencia ordinaria como
de las ciencias matemáticas y físicas. Esta obra cambió el concepto de la
filosofía y sin ella no habrían existido Hegel ni Marx. Este hecho demuestra
que no siempre el paso del tiempo destruye los libros, más bien aumenta su
importancia, y su vigencia pareciera eterna.
Ahora bien, voy a mostrar otra cara de la
moneda. Hubo también casos, como el de Freud, con el psicoanálisis que en sus comienzos, fue rechazada, cabe
citar aquí a Adolf Grünbaum, discípulo de Popper, quien cuestionó
la cientificidad del psicoanálisis, en especial por no utilizar el modelo
experimental que según él caracteriza a la ciencia; ignorando que los seres
vivos no se rigen por la ley del comportamiento lineal, siendo impredecible la
manera como el ser humano se puede comportar en un momento dado. (Hueso y
Cuervo, 2016). Hoy por hoy nadie niega la importancia del psicoanálisis en el
campo de la psicología en su práctica terapeuta. Inclusive, las entrevistas en
profundidad, empleadas en investigación cualitativa, están emparentadas con este paradigma psicológico.
Hubo
momentos en la historia de la ciencia y la filosofía, en que algunas teorías o
hallazgos científicos, a pesar de su importancia para humanidad, en su tiempo
no fueron comprendidas, y hasta sus creadores perseguidos, en muchos casos
ajusticiados. En siglo XVI, durante el Renacimiento, Nicolás Copérnico,
matemático, astrónomo y clérigo católico polaco, creó un modelo matemático
completamente predictivo de un sistema heliocéntrico, comenzó a escribirla en 1506, terminándola en
1531, aunque no se publicó hasta el año de su muerte en 1543, dedicada al papa
Paulo III. El libro, en cuestión se titula: De Revolutionibus Orbium Coelestium (Las revoluciones de las esferas celestes), en la que postuló que la Tierra giraba alrededor del Sol y no al
revés, como en su época se creía, y que la Tierra rotaba completamente sobre sí
misma cada 24 horas.
Ya
por a esa época, otro gran científico, Galileo Galilei, quien se había hecho famoso por varios
experimentos, invenciones y descubrimiento, destacando los astronómicos: la
demostración del modelo heliocéntrico y un telescopio (el primero creado a
partir de un juguete). Galileo con sus estudios de astronomía estaba cada vez
más convencido que los planetas giraban alrededor del Sol. En 1632, publicó
un libro: “Diálogo sobre los
sistemas máximos” donde declaraba, entre otras cosas, que la
teoría heliocéntrica de
Copérnico era correcta,
defendiendo respectivamente los postulados aristotélicos y copernicanos. Está teoría fue rechazada y vilipendiada. El 25 y 26 de
febrero de 1616, la censura es ratificada por la Inquisición y por el papa Paulo V. En este punto cabe destacar lo expresado por
Martínez (2006), respecto a Galileo: “recordemos que Galileo estaba solo con
sus teorías y que los ‘sabios’ del tiempo, los doctores en filosofía, en
derecho, en astronomía y en teología, calificaron sus teorías como
‘absurdas y filosóficamente falsas’. (p. s. / n.). Cabe mencionar en este
espacio lo dicho por Max Plan citado por Martínez (ob. cit.): "una nueva
verdad científica no triunfa por medio del convencimiento de sus oponentes,
haciéndoles ver la luz, sino, más bien, porque dichos oponentes llegan a morir
y crece una nueva generación que se familiariza con ella” (p. s. / n.). Sin embargo, en la actualidad nadie duda de su
trascendencia para la ciencia, y su vigencia en el tiempo se acrecienta.
Hay
casos, en la historia del pensamiento en la que las ideas no son muy
perdurables, lo cual requiere información de reciente data. Y la ciencia se ve
en la obligación de ir corrigiendo esos cambios. En una oportunidad, en la que
yo era facilitador de Historia Regional en la UNESR, Núcleo Barcelona, un
participante me presentó un trabajo sobre el actual municipio Simón Bolívar, cuya
capital es Barcelona, el cual fue en tiempo pasado distrito, para el cual
empleó un documento, quizás sin leer el material con sentido crítico, se
refería al municipio Simón Bolívar como distrito, del estado Anzoátegui, dato
equivocado éste e impreciso. A veces las verdades duran poco, y en algunos
campos del saber privilegia, la información reciente sobre la antigua. Cabe
recordar aquí lo que afirmaba Heráclito: “Todo cambia; nada
es”. Fue él quien dijo
“nadie se baña dos veces en el mismo río”, explicando
no sólo que el agua del río fluye, sino que las personas también se modifican de un momento a
otro.
Mito No. 9. El saber científico es más importante que los saberes
populares. En infinitas
oportunidades, tanto en círculos académicos como en los que no lo son, y en
tertulias, la discusión se plantea en término de disputa, ¿cuál de los saberes es de mayor importancia? Claro
está, tanto el científico como el popular tienen sus defensores, defensores que
en muchos casos llevan las cosas a los extremos, a parcializarse por uno o por
otro saber. Recuerdo, referente al saber científico dos obras clásicas, muy
conocidas y estudiadas: La Ciencia su Método y su Filosofía de Mario Bunge,
muerto recientemente. El método científico de Bunge, para abordar los
problemas de la ciencia tiene 5 pasos: (1) El Problema; (2) Planteamiento de
Interrogantes, (3) Planteamiento de Hipótesis; (4) Comprobación de la Hipótesis;
y (5) Conclusiones. La otra obra es la Teoría del Conocimiento de Johannes
Hessen, en la que revisa, entre otras cosas, la esencia de la filosofía tomando
como base la representación de diversos autores, tales como: Sócrates, Platón,
Aristóteles, Cicerón, Schelling, Hegel, Kant, Hartmann, Bergson, Husserl,
Descartes, Leibniz, Scheler, Wolff, Dilthey, entre otros. Estas dos obras, eran
de casi obligatoria su lectura para llevar adelante una investigación.
Pregunto: ¿son suficientes estas dos obras de gran importancia, no se puede
negar, para hacer hoy una investigación en el mundo de hoy? Respondan ustedes.
Sin embargo, en estos últimos años, se le
ha prestado atención a lo que se ha denominado saberes populares. Que
naturalmente tiene otra metodología de trabajo, y es tan importante para la
vida humana como el conocimiento científico. El elemento subjetivo, el imaginario
colectivo, las relaciones intersubjetivas, los contextos socio-históricos tienen
gran importancia para generar conocimientos. Buscar, dentro de lo más profundo
de la sociedad saberes que en muchos casos pasan al olvido. Es un poco hurgar
en aquello que el historiador González González denomina la “historia desde
abajo”. Estos conocimientos no dejan de ser en muchos casos inspiradores y
necesarios para la evolución humana. Este saber, como el científico, siempre va
a estar presente en la vida del hombre.
Aristóteles en el libro de la Metafísica (ta meta ta physika), después de la física o de filosofía primera, referido a la crítica de la Teoría de las Ideas de Platón, en el libro I, capítulo I, escribe: “Todos los hombres desean por naturaleza saber” (p. 2). Siguiendo a Aristóteles, la naturaleza humana tiene como preocupación central el saber, el conocimiento, para él, el hombre comienza a filosofar por el asombro, y el asombro es siempre como hoy el primer día, la raíz de filosofar. Un saber que según él se orienta en tres direcciones: el saber productivo, el saber práctico y el saber contemplativo o teórico (filosófico). Las distintas formas de saber o conocer son inherentes a la naturaleza humana, y necesarios para su subsistencia. Nadie puede ignorar lo que significó para la humanidad la teoría de la relatividad (E=mc2,) Albert Einstein, y la Historia del Tiempo: Del Big Bang a los Agujeros Negros de Stephen Hawking, en el caso de la ciencia y de modo particular: la física.
Sin embargo, cegarnos, ante el aporte fundamental para la humanidad, no en las ciencias exactas, de tres venezolanos y un chileno residente en Venezuela: Armando Scanonne en la gastronomía, con su recopilación de recetas de la cocina venezolana, Vicente Lecuna, quien tuvo la tarea de recuperar las cartas y documentos de El Libertador, Juan Félix Sánchez, científico, arquitecto y artista popular inventor del telar de tres pedales y Mariano Díaz con sus libros testimoniales sobre imaginería popular venezolana, sería una aberración mental, incluso no considerarlos como saberes dignos de ser investigados.
En este, mito, cabe recordar los aportes de Alfred Schütz en materia de investigación que no está encuadrada dentro de lo que pudiéramos llamar la investigación científica tradicional dentro del paradigma positivista en las universidades, y que ha sido un aporte valioso para estudiar aspectos de la vida humana, que en muchos casos eran despreciadas y no se estudiaban, y que sirven de sustento onto-episte-metodolócio en la investigación cualitativa que pueden ser en investigaciones realizadas en universidades y fuera de ellas. Referiré brevemente tres obras de Schütz sobre: El Problema de la Realidad Social, Las estructuras del mundo de la vida y La construcción significativa del mundo social. En El problema de la realidad social, Schütz, (1974) su tarea central es concretar una filosofía de la realidad mundana, una fenomenología de la actitud natural, pues para este autor, la vida humana es desde el comienzo un mundo intersubjetivo; y nuestro conocimiento de él está asociado de diversas maneras, y siempre provisto de sentido. De acuerdo con Schütz, (1974) El cumplimiento de este postulado garantiza la posibilidad de referir todos los tipos de acción humana o su resultado al sentido subjetivo que tal acción o resultado de una acción tiene para el actor." (p. 67).
Alfred Schütz, (1977) en Las estructuras del mundo de la vida, sostiene que en la actitud natural toma conciencia del carácter precario de su acervo de conocimiento únicamente si una experiencia nueva no se adecúa a lo que hasta ahora ha sido como el esquema de referencia válido estimado, lo cual no es un ámbito cerrado y coherentemente articulado, pues está rodeado de incertidumbre, pues el mundo cotidiano no es mundo privado sino intersubjetivo, una realidad compartida, y el pensar está lleno de motivaciones pragmáticas, en la que se estima una actitud de sentido común y una actitud natural.
En La construcción significativa del mundo social, Schütz, (1993) examina de manera exhaustiva desde el punto de vista fenomenológico, dos cuestiones esenciales: el papel que desempeña la objetividad respecto a la subjetividad en las ciencias sociales y la naturaleza de la acción humana, además de un análisis filosófico de la naturaleza de la ciencia social. Otra mirada desde la sociología y otra manera de hacer sociología.
Mito No. 10. Hay que estudiar Metodología de la
Investigación en una universidad para realizar los trabajos de investigación. No. Aunque el aporte para
la formación de investigadores por parte de las universidades es innegable.
Iría más lejos, la mayor parte de los investigadores están vinculados a las
universidades sin dejar de lado las corporaciones, equipos de investigadores e
investigadores en solitario que permanentemente están publicando trabajos en
áreas particulares del conocimiento. Si dudan de mi afirmación den un vistazo
en internet. Lo más obvio, es que los
grandes científicos como Newton,
Galileo, Pasteur, Darwin, Marx, Einstein, por citar y nombrar
algunos, nunca fueron a la universidad a estudiar
metodología de la investigación para realizar sus
trabajos científicos. Lo afirmado anteriormente no significa que
los cursos sobre metodología y técnicas de investigación carezcan de valor en la formación
académica; pero nunca
serán suficientes para
conseguir una formación capaz de enfrentar los desafíos que nos plantea la
realidad social y profesional en donde trabajamos, y la
complejidad del objeto de estudio (Rojas, 2013).
Otros de los problemas en la formación de
los estudiantes en las universidades en las materias referidas a la metodología
de la investigación, es que le imponen a
éstos esquemas de investigación, que con el pasar del tiempo se han convertido
en una camisa de fuerza. Los investigadores que hicieron aportes importantes al
conocimiento en su área del saber no se anclaron en un esquema o diseño único
de investigación para realizar las mismas, como hoy, en algunos casos lo exigen
las instituciones educativas para la elaboración de los trabajos de grado y
similares (Rojas, 2013). Es conveniente señalar, que la investigación científica
no puede someterse a políticas institucionales diseñadas por personas que
carecen de trayectoria en el campo de la investigación, y sujeta a tiempos
burocráticos. (Rojas, ob. cit.)
Cabe
recordar que la manera de cómo nos enseñaron a investigar en los cursos
formales en las universidades son orientaciones válidas para cierto enfoque
metodológico y para determinadas exigencias académicas. No obstante, la manera
como puede ser aplicadas, fuera del
ámbito académico difiere radicalmente de la manera como fueron ensañadas en las
aulas de clase. Cabe citar a Rojas, (2013),
quien refiere, que no todos los hombres de ciencia han recibido ninguna
instrucción formal en el método científico, y que quienes parecen haberla
recibido no muestran una superioridad sobre quienes no la recibieron.
Mito No. 11. Hay
que eliminar el Trabajo Especial de Grado en la UNESR porque no tienen ninguna
utilidad. Antes de abordar
medularmente este punto, como una manera de poner en contexto el por qué las
universidades, tanto públicas como privadas le exigen como requisito previo
para graduarse a sus estudiantes que
presente una investigación, denominadas hoy: Trabajo Especial de Grado,
Trabajo Especial de Grado de Maestría, Tesis Doctoral, y similares, obedece,
obviamente a una tradición que se remonta a la universidad medieval. Para la
mejor comprensión de este punto, haré sobre este particular una sinopsis
histórica. El siglo XIII, es el siglo del nacimiento de las universidades, porque
es el siglo de las corporaciones urbanas. En las urbes los que ejercían un
mismo oficio se organizan para defender sus intereses. Lo hacían también los
comerciantes, los artesanos quienes se agrupan en gremios. Esto, naturalmente
está asociado a la conquista de la libertad económica por parte de
esos gremios. Estos gremios económicos y comunas políticas constituyen el gran movimiento corporativo de la
época. Los intelectuales, también se organizan en una corporación
universitaria. De esta
manera nace la universidad, quien
consigue tres privilegios fundamentales que se convierten en la base de su
poder: (1) La autonomía jurisdiccional; (2) El derecho de huelga y secesión y;
(3) el monopolio de los grados universitario. La universidad de aquellos
tiempos se organiza en cuatro componentes esenciales: arte, derecho, medicina y
teología. Los
títulos que otorgaba eran: baccalaureum (bachiller), licencia de enseñar
(licenciado), magister (maestro) que en derecho y medicina se llamará doctor,
estos eran los títulos supremos. (Chacón, s. / f.). De allí, la costumbre de
decirles a nuestros médicos y abogados: doctores.
Los métodos de enseñanza de la época
consistían en la lectura, y cuestionamiento de los textos clásicos,
naturalmente cada facultad especificaba cuales debían ser. Los exámenes eran
realizados en el momento de obtener el título respectivo. El día designado para el examen se le indicaba lo que debía preparar
por la mañana, para por la tarde en un lugar público ante un jurado de maestros
y doctores deberían defenderlo, quienes luego deliberaban y votaban en privado
sobre el resultado. Si el estudiante aprobaba el examen pasaba a ser
licenciado, es decir obtenía la licencia para enseñar, pero no ejercía a
plenitud hasta no ser Maestro o Doctor (Chacón, ob. cit.).
Ahora bien, los trabajos de grado se
remontan a la universidad medieval. Me voy a referir a las disputa hechas por
los estudiantes para obtener sus grados. La disputa ordinaria o "torneo de los intelectuales",
consistía en la discusión de un problema, ventilado públicamente al estilo
escolástico ante: maestros, bachilleres y estudiantes, ante todo el público
universitario, la cual constaba de dos
partes: una por la mañana y otra por la tarde, el maestro publicaba con
antelación el tema que se iba a debatir y la fecha. La segunda sesión recibe el
nombre de determinación magistral, en la
que seguidamente el estudiante
presentaba los argumentos a favor de la doctrina que iba a defender, para luego
exponer su pensamiento sobre la cuestión debatida, finalmente respondía a las objeciones
presentadas contra su tesis. La exposición del pensamiento del
maestro se le denomina "determinación": sentencia o formulación
con autoridad de una doctrina. La otra, es la disputa libre, general o de
cualquier cosa, en la que discutían temas más variados desde las altas especulaciones metafísicas hasta los más pequeños
problemas de la vida diaria, pública y privada, siendo los problemas a
debatir múltiples y heterogéneos. A este
tipo de discusión asistían además del universitario el extrauniversitario
(Chacón, ob. cit.). De la universidad medieval de alguna manera se siguió la tradición de
ser depositario del saber que se remonta a su vez al mundo antiguo, y que tuvo
como ejemplo emular a la la Academia de Platón, el Liceo de Aristóteles y la Biblioteca
de Alejandría (s. III a. C), esta última, fue más que un repositorio de obras,
y durante siglos constituyó un destacado centro de actividad intelectual. Se
estima que albergaba entre treinta mil y setecientos mil volúmenes literarios
académicos y religiosos.
Como se ha visto, la tradición para graduarse, de exigir a los
estudiantes preparar un tema para ser defendido arranca Edad Media, es parte da
la tradición, sin olvidar que el ser humano es tradición y modernidad. Ahora
bien referente a la afirmación que subtitula el punto que trato en este
espacio, le respondo con un rotundo no. Parte de lo que disertaré aquí tiene
que ver en parte con mi experiencia como facilitador en la Universidad Nacional
Experimental Simón Rodríguez (UNESR) referido a este asunto. Recuerdo que
cuando desempeñaba funciones docente en el Núcleo Barcelona de la UNESR, se
convocó a los facilitadores a una reunión para tratar como punto único la
eliminación del Trabajo Especial de Grado. A dicha convocatoria asistió
mayoritariamente su cuerpo docente. Una vez realizada dicha reunión argumentos
iban y venían a favor y en contra de la eliminación o no de esta modalidad de
investigación dentro de la universidad. Mayoritariamente los facilitadores
estuvieron a favor de suprimirla, naturalmente yo estuve del lado de la minoría,
que se oponían a que este requisito se excluyera de la responsabilidad de los participantes
(estudiantes) para graduarse; y que en vez de este, se le impusiera como
obligación Servicio Comunitario.
Recuerdo, que
entre los argumentos que se esgrimían eran: los trabajos especiales de grado no
tienen ninguna utilidad, terminan en un estante, los trabajos especiales de
grado son “plagios” y “refritos” de otras investigaciones, es un trabajo
perdido sin ninguna aplicación práctica, que mejor era el servicio comunitario.
La impresión que tuve en esa oportunidad, y la sigo teniendo hoy, es que esas argumentaciones carecían de
sentido. Respondiendo al primer argumento a favor de la eliminación de los
trabajos de grado de las universidades porque no tienen ninguna utilidad y van
a terminar en un estante, les respondo. ¿Acaso los entre treinta mil y
setecientos mil volúmenes literarios, académicos y religiosos que se estima
albergaba la Biblioteca de Alejandría, producto de su intensa actividad
intelectual, cuyo legado indiscutible para la humanidad se puede considerarse como un
arquetipo de la biblioteca universal, del ideal de la conservación del
conocimiento, ¿fue un esfuerzo inútil? Cabe recordar aquí la obra de Marshall MacLuhan quien acuñó el
término “aldea global”, en “The Gutenberg Galaxy” (La Galaxia de Gutenberg) refiriéndose
al libro expresa: con el libro los muertos vuelven de sus tumbas a la
biblioteca del caballero. Cabría acotar aquí, que no sólo el libro, sino
también el material impreso de todo género, en incluso con la tecnología de hoy
en versión digital, incluyendo el trabajo de grado de las universidades. Esas
obras depositadas en los estantes se constituyen en un material valioso, y una
universidad, que no produzca ni divulgue el conocimiento devalúa su razón de
ser. Cierro este tópico con esta frase: “Lo
impreso fue en sí un producto, un recurso natural que nos mostró también cómo
explotar otra clase de recursos, incluso a nosotros mismos” (Marshall MacLhan).
En relación a la segunda afirmación, que yo ratifico, que como dije en
líneas precedentes que en el Núcleo Barcelona de la UNESR había un número
importantes de trabajo especial de grado refritados lo sostengo, lo que no sea
esta una causa de peso para eliminar
trabajos de la naturaleza que acabo de referir de las universidades. Cabe decir que en una
oportunidad me vi en litigio legal por una situación de plagio siendo yo
jurado de un trabajo especial de grado.
Qué es lo que hay que hacer ¿eliminarlos? No lo creo, lo que si estoy seguro
que se debe hacer es ser más exigente con los estudiantes y los profesores más
responsables cuando detectan un trabajo que desvirtúe las normas éticas para su elaboración.
La otra argumentación era que era mejor implementar el servicio
comunitario esgrimiendo las otras dos argumentaciones arriba indicadas, y que
el servicio comunitario debería dar respuestas a las comunidades, al menos en
el área de influencia donde funcionaban. La
UNESR (2011), en las Normas que rigen el cumplimiento de la Ley de
Servicio Comunitario del Estudiante de Educación Superior de la UNESR, Capítulo
I, Disposiciones Generales, Artículo 1,
establece:
A los efectos de las presentes normas, se entiende
por Servicio Comunitario toda actividad realizada en las comunidades por los
estudiantes de educación superior, a fin de poner en práctica todos los
conocimientos adquiridos durante la formación académica, bien sea culturales,
deportivos, humanísticos, técnicos o científicos, en beneficio de la comunidad,
a fin de lograr los objetivos planteados en pro del bienestar común (p. s. / n
Las presentes normas, de entrada, emplean
un término, tanto en el que la enuncia como en su artículo 1, que no
tiene correspondencia con la Ley de Educación (2009), que es el término de
Educación Superior, que cambia Educación
Universitaria (LOE, 2009, artículo 25, numeral 2). Por otro lado las
universidades, tienen entre sus misiones, como lo contempla
la Ley de Universidades (1970): al referido al servicio en las comunidades,
expresa en el artículo 2, lo siguiente: “Las
Universidades son instituciones
al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar en la orientación de
la vida del país mediante su
contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas
nacionales”. Más
adelante, en el artículo 6, señala: “La
finalidad de la Universidad, tal como se define en los
artículos anteriores, es una en toda la Nación. Dentro de
este concepto se atenderá a las necesidades del medio donde cada Universidad
funcione y se respetará la libertad de iniciativa de cada institución.
Ahora bien, ¿no es
esto un servicio a la comunidad? ¿Es solo a través del “servicio comunitario”
es que los estudiantes pueden presentar servicio a la comunidad área de
influencia? ¿Era necesaria la eliminación del Trabajo Especial de Grado para
llevar a cabo este acometido? ¿No se podía hacer, además desde los cursos que
ofrece la universidad, o a través de una adecuada reorientación de los Trabajos
Especial de Grado, diversificándolos en el sentido que quepa dentro de esta
concepción: ensayos, monografías, trabajos de carácter práctico, informes, y
similares, que tengan correspondencia con el Plan de Desarrollo Económico y
Social de la Nación? Eliminar esta modalidad de investigación en las
universidades, y era una de mis preocupaciones en aquellos momentos,
significaba darle una estocada mortal a la universidad, no solo en investigación,
sino a la docencia y extensión.
En relación al Trabajo Especial de Grado,
Dionisio, García, García y Otros (2015) refieren el artículo de los
Lineamientos para la Elaboración del Trabajo Especial de Grado, en estos
términos:
…es el resultado de la
sistematización de las partes del Proyecto de Investigación, que muestra el
dominio teórico-metodológico de los conocimientos y su contextualización, así
como el logro de competencias obtenidas por los y las participantes en el área;
es el producto de las experiencias formativas desarrolladas en el respectivo
programa de estudio, especialmente en la vinculación, a través de las Líneas de
Investigación, entre los Proyectos de Investigación y la elaboración del
Trabajo Especial de Grado, cuya realización puede darse mediante diversas
opciones metodológicas (p.7).
Voy a comentar varios
aspectos de este artículo. No refiere qué tipos de conocimientos, y da la
posibilidad de diversas opciones metodológicas, no menciona los paradigmas de
investigación; aunque en los términos conocimientos y opciones metodológica,
estas dos variables abren la posibilidad de abordar una investigación de
maneras muy distintas, tampoco se menciona a una manera particular de hacer
investigación: monografía, informe, ensayo, reporte, solo por citar algunos. El
argumento de la falta de utilidad del Trabajo Especial de Grado carece de
sentido, pues los proyectos comunitarios dirigidos a las comunidades se podían
abordar como el Trabajo Especial de Grado, teniendo siempre como orientación lo
contemplado en materia educativa lo dispuesto en el Plan de Desarrollo
Económico y Social de la Nación, y que las universidades cristalicen de acuerdo
a su naturaleza y razón social y a las carreras que ofrezcan. Porque no olvidemos
que la universidad presta un servicio a la comunidad, si lo ha hecho bien o mal
esa es otra discusión; pero no es razón de
peso para eliminar la investigación en ellas por considerar sin utilidad
los trabajos realizados bajo la modalidad de Trabajo Especial de Grado.
Mito No. 12. No
utilicen wikipedía ni monografías.com para hacer los trabajos de investigación,
no es confiable. La enciclopedia agrupa
conocimientos ordenado alfabéticamente o por temas con una pretensión objetiva
o universal. La noción moderna arranca en 1728 con la edición de Ephraim
Chambers. En varias oportunidades he oído decir en el círculo académico a
ciertos profesores, que no cabe el caso aquí nombrarlos por razones éticas,
decirles a sus estudiantes: “no utilicen
ni monografías.com ni wikipedía para realizar los trabajos”. En el mundo de
hoy, y en un país como Venezuela, al menos en el artículo 2 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela la define como Democracia. En este
sentido su enseñanza, debe tener esta orientación como lo refiere el artículo
citado del mencionado instrumento legal. Ahora bien, esto no les quita el
derecho a los profesores como especialista de las materias, asignaturas o
cursos de asignarles ciertas lecturas a sus estudiantes para realizar las
actividades asignadas; como tampoco se le
puede menoscabar el derecho a los estudiantes que consulten otras fuentes.
Ni una cosa ni la otra.
¿Se deben consultar las
enciclopedias? Obviamente que sí. A la noción moderna que arranca en 1728 con
la edición de Ephraim Chambers (Cyclopaedia), luego le sigue Direrot y los
enciclopedistas de la ilustración del siglo XVIII: la Encyclopédie (1751-1772),
compilada por un grupo de hombres de ciencia en Francia, con un espíritu
materialista y laico en el seno de la clase burguesa. Muchas personas alguna
vez en su vida tuvieron que haber leído, citado o escuchado hablar de la
Enciclopedia Británica, cuyo prestigio es innegable. Su primera publicación se
remonta a 1768 cuando Theodore Pappas la editó en inglés. A partir del 13 de
marzo del 2012, anunciaron que dejarían de imprimirse, centrándose a editarla en formato digital, que debutó en 1994. En el hiperespacio
aparecen otras enciclopedias citadas por el público en general, como por
ejemplo las que me ocupan en este espacio,
que son de gran utilidad tanto para escolares como para el público en
general.
En primer término para
darle respuestas a la problemática aquí planteada, me referiré a Wikipedia.
Wikipedia es una enciclopedia editada de manera colaborativa, perteneciente a
la Fundación Wikipedia que es subvencionada mediante donaciones, sin fines de
lucro publicada en 300 idiomas, que se comienza a editar el 15 de enero de
2001, en los EE. UU., creada por Jimmy Wales y Larry Sanger. Los trabajos que
se publican son aportes de estudiantes, profesores, científicos, periodistas,
experto en algún área del saber. Los documentos publicados en esta enciclopedia
en línea pasan por un corrector ortográfico
informático, una aplicación software que se emplea para analizar los
textos cuyo fin es detectar fallas ortográficas. Emplea también un corrector
gramatical, y sujeta a permanente revisión. Se puede observar al final del
documento la fecha de actualización de los trabajos que se publica, aumentando
su validez y confiabilidad. Se puede decir, a manera de una metáfora, que
Wikipedia es una enciclopedia viviente ¿Por
qué no utilizarla?
Ahora bien en el círculo
educativo, despectivamente se le llama “wikipega”, por la costumbre que tienen
algunos estudiantes de copiar y pegar el material escrito y presentarlo como
creación intelectual propia; en otros casos como documentos no confiables en
cuanto a su validez y confiabilidad. Claro está, lo primero plantea un problema
ético, y jurídico sujeto a sanciones administrativas, civiles y penales. Sin
embargo, restringirle el derecho de un estudiante a que consulte un documento
de esta naturaleza resulta arbitrario y falto de un espíritu democrático.
Nuestros estudiantes deben entender que si van a una universidad a aprender, deben hacer las lectura de las obras y los trabajos asignados o acordados por los
profesores, en el casos de los trabajos, deben de ser escritos por ellos, sino cómo van aprender.
No es cierto que la información de una
enciclopedia no es válida y confiable, como hemos visto en líneas precedentes,
claro está, la información que brinda una enciclopedia es muy general,
limitada, y preliminar para realizar una investigación; y eventualmente es muy
útil cuando se lee o se escribe para aclarar términos, sucesos históricos y
datos en general.
Paso ahora a comentar el otro portal web
en cuestión: monografías.com, a menudo censurado por los círculos académicos.
Este portal es una extensa red educativa internacional del conocimiento más
amplio en la Web. Nacido en 1997 en República Argentina, culturalmente diverso,
que brinda un acceso sencillo y gratuito; es el Centro de Recursos Educativos
en español más importante en la red. Si en este portal un trabajo publicado es
producto de un plagio o ha sido publicado sin autorización del autor, éste
puede introducir la “solicitud por infracción de los derechos de autor”, de este modo el
trabajo es retirado. Cabe destacar que todos
los documentos presentados en este sitio Web expresan los puntos de
vistas de sus autores no de monografías.com. Este portal recibe monografías,
tesis, ensayos, investigaciones científicas, en formato de texto: DOC (documento
de formato plano), ODT (documento compatibles con Word que pueden contener
texto, imágenes), HTML (lenguaje de
formato de documentos para hipertexto), RTF (formato de texto enriquecido), formato
DOCX (DOC significa documento y la X una versión más moderna de Microsoft
Ofice, una versión más moderna.), PDF (formato de documento portátil), o
presentaciones multimedia: PowerPoint (software que permite realizar
presentaciones en diapositivas, el programa contempla: textos, imágenes,
músicas y animaciones. PPT, PPS, PPTX), en tamaño original o comprimido en ZIP
(Plan de Mejora de Zona) o RAR (Archivo Roshal un formato con un algoritmo
empleado para la comprensión de datos). La creación de portales de esta
naturaleza, es una manera eficiente de divulgar el saber, democratizándolo y
poniéndolo al servicio de la sociedad
planetaria.
Cabe destacar, que este portal para proteger la autoría intelectual de las
publicaciones de los investigadores, y en el caso que le envíen trabajos
plagiados (robo) los responsables del portal monografías.com, toman medidas al
respecto, para ello tienen un contacto con el asunto “documento plagiado”, una
vez monografías.com recibido el mensaje se comunica con el o los autores: personal
o corporativo para ofrecerles soluciones al respecto tales como: modificación
del contenido o su eliminación (Monografias.com, s. / f.).
Finalizo este punto recordándoles tanto a
docentes como a estudiantes, que no se trata de no utilizar estos portales y
los documentos dispuestos en ellos para realizar trabajos, investigaciones,
lecturas, etc.; sino el uso relacional del mismo, evitando plagiar documentos.
Esto lo dejo a manera de reflexión. Leí en el diario El País / Internacional
(2013) editado en España este titular: “La ministra de Educación alemana pierde
su título de doctora por plagio”, me refiero a la burócrata Annette Schavan,
por cierto la segunda en la gestión de la primera ministra del país germano Ángela
Merkel en ser sancionada de esta manera. Por cierto, ya había sido sancionado
por una situación similar
al ministro de Defensa Karl-Theodor zu Guttenberg.
Se sabe además que realizar una investigación de cualquier índole requiere de
un gran esfuerzo, y en el caso particular de los estudiantes que tienen que
hacer su Trabajo Especial de Grado, su enemigo número 1: es el tiempo. Esta es
unas de las razones por lo cual acuden al plagio como aliado o al “plagio
encubierto”, como yo le llamo.
El “plagio encubierto” es aquel en el que los
estudiantes (de cualquier nivel) pagan grandes sumas de dinero para que otro le
realice la investigación. En la Revista Semana / Últimas Noticias, Colombia y
el Mundo, en la sección Investigación (2016), apareció el siguiente titular:
“El negocio de las tesis de grado. Muchos estudiantes pagan a otros para que
les hagan sus trabajos de grado ¿El dilema es moral o también legal?. En dicho
documento, entre otras cosas, en gruesas líneas se puede leer: “Si es una tesis de pregrado,
cobra 3, 5 millones de pesos, si es de maestría, mínimo seis millones y si es de doctorado, ha
llegado a cobrar 20 millones” (p. s / n.). ¿Dónde estamos?
Otro particular que merece ser mencionado
en este espacio es lo que se ha denominado en la jerga universitaria T. M. T.
(Todo Menos Tesis); con su versión en inglés A. B. T. (All But Dissertation),
tema al cual se le ha dedicado un número importante de trabajos. Refiero
aquí a Abreu (2015), que entre otras
cosas explica las causales de por qué una cifra importante de estudiantes
terminan la escolaridad, tanto en pre y postgrado y no presentan su trabajo de
grado. Este autor cita a Jacobs (2006), quien esgrime entre los causales:
embarazo o enfermedad, exigencias de servicio público, que para algunos implica una ruptura casi
definitiva en la relación con la universidad. Se constituye en muchos casos, causa de muchos momentos de
ansiedad y es el equivalente académico al purgatorio, apunta Jacobs. Sobre este
particular apunta Abreu (ob. cit.): “Muchos estudiantes universitarios perciben
a los proyectos de investigación como una
especie de karma, un requisito sin valor alguno o, sencillamente, un requerimiento absurdo en la trayectoria de la formación universitaria” (p. 247).
especie de karma, un requisito sin valor alguno o, sencillamente, un requerimiento absurdo en la trayectoria de la formación universitaria” (p. 247).
Por otra parte, Salinas (1998) citado por
Abreu (2015) entre las causas del TMT, señala: falta de motivación, los
trabajos no sirven para nada, la investigación es estresante, falta de tiempo, falta
de profesores especializados, falta de información documental, falta de
materiales, falta de recursos financieros, falta de personal de apoyo.
Rodríguez (2013) citado por Abreu (ob. cit.) agrega oras causales: exceso de
confianza, buscar excesiva perfección, tutores problemáticos, falta de
seguridad en sí mismo. Para completar el grado, el estudiante debe llevar a
cabo la investigación propuesta y escribir un proyecto de investigación que
define un grado o título o grado académico. Se estima que en los EE. UU y
Canadá esta situación (TMT) se presenta en el 50% de los casos. (Cassuto citado
por Abreu, 2015).
A las variables causales referidas al por
qué el estudiante no realiza su trabajo
de grado arriba expresadas por los autores, agregaría, que muchos de los
estudiantes de pre y postgrado llegan a las universidades con grandes deficiencias
en lectura y escritura, no se preocupan, en muchos casos en leer la literatura
asignada y naturalmente su formación es mediocre, en muchos casos no se
preocupan por aprender herramientas básicas referidas a los cursos del eje de
investigación que ofrece la universidad. Su formación intelectual es
deficiente.
Referente a lo señalado por Salinas,
ciertamente un estudiante exitoso es aquel que mantiene los niveles
motivacionales alto hacia el estudio, disfruta del trabajo escolar, lo de la
falta de información documental, creo que es una excusa, con la internet
tenemos una biblioteca del tamaño del mundo solo al pulsar una tecla del
ordenador. Lo de la falta de materiales y recursos financieros pudiera ser
posible en muchos casos. Ahora en relación a la falta de profesores
especializados y personal de apoyo, viene siendo una variable obstáculo por los
bajos salarios de estos profesionales, como es el caso de Venezuela donde
tenemos profesores titulares con sueldos mediocres y con grado de doctor.
Por su parte Rodríguez (ob. cit.) esgrime
una serie de características que tiene que ver más con la personalidad de los
estudiantes. Este autor refiere aspectos que todo estudiante debería sopesar
cuando emprende estudios universitarios (incluso la gente en general en cualquier proyecto que se emprenda en la
vida), siguiendo su idea no se debe tener confianza
excesiva, porque la práctica nos indica que en muchos casos es nuestra peor
aliada; el otro extremo del punto anterior, la falta de confianza o seguridad en uno mismo en lo que se pretender hacer,
porque eventualmente pueden surgir obstáculos, que pudieran afectar la
realización de nuestra investigación, siempre debemos dejar un espacio para las
contingencias y confiar moderadamente en nuestras capacidades; de la búsqueda
de perfección, en muchos casos nos introduce en un camino largo de nunca
acabar, recordemos, que el peor aliado de un tesista o un trabajo de grado: es el tiempo, de modo
que tenemos que establecer ciertos parámetros o estándares para su realización;
y en relación a tutores problemáticos
hay dos vías: tratar de conciliar con él, o sencillamente buscar otro tutor, y
punto.
Algunas sugerencias sin
ánimo de ser terapeuta, ni caer en consejos dogmáticos y reduccionistas, todo
lo que se emprenda en la vida estudios u otras actividades, debe emprenderse
con optimismo, confianza en sí mismo, porque el pesimismo es el peor aliado de
las personas. Al igual que la excesiva confianza. Referente a los cursos,
asignaturas o materias que ofrecen las universidades en el eje de
investigación, en el caso de la UNESR en pregrado (Lenguaje y Comunicación, Métodos
y Técnicas de Estudios, Técnica de Elaboración de Informe y Reporte de
Investigación, Epistemología, Investigación Educativa, Metodología de la
Investigación I y II, Introducción a la Investigación, Estadística I y II,
Terminología Estadística, Proyecto I y II, Seminario del Trabajo Especial de Grado
y Trabajo Especial de Grado); sin menoscabar el número importante de trabajos y
lecturas que un estudiante hace referido a las materias que están en el plan de
estudios de la carrera que cursa, que,
aunque no nos ensañan todo, es una herramienta básica para llevar a cabo
un investigación, no obstante, dotan al estudiante de ciertas capacidades mínimas
para emprender un proyecto de investigación. Frecuentemente en nuestra
universidad ingresan un número importante de estudiantes que tanto su lectura
comprensiva y de rastreo y su redacción y normas ortográficas son deficientes,
¿qué se puede esperar de ellos en esta materia? La salida: corregir este problema.
Ahora bien, los estudiantes tanto en pre y postgrado que no atienda a estas
sugerencias van a ser irremediablemente los candidatos (TMT o ABT). Finalizo este aparte con una cita de
Platón que está en el epígrafe de este trabajo: “Un hombre sabio será siempre un
aprendiz de maestro” (Platón, citado por Flores, 2018 p. s. / n.)
Mito
No. 13. Bibliografía es lo mismo que referencias. En el campo de
investigación usualmente se usan estos dos términos como sinónimos, cosa no
cierta como lo demostraré en las líneas siguientes, aunque guardan cierta
relación. El primero se observa además en los programas de las materias como
lectura asignada para el desarrollo del mismo o como publicaciones en un área
determinada del saber. La
etimología de la palabra bibliografía
proviene del griego biblion que
significa libro y graphein escribir, entonces la bibliografía se refieres a los
libros escritos que estadísticamente son un universo infinito; aunque finito
los asignados en un programa de estudios o los libros empleados para una
investigación en la que solo se empleen libros, como en el pasado (Bibliografía
Consultada).
El Libro, etimológicamente viene de latín liber, término este asociado a corteza de árbol. La UNESCO define
al libro como un conjunto de hojas de papel o material semejante que, al estar
encuadernado, forma un volumen, tiene de 50 o más hojas en adelante; los de
menor extensión lo denomina folleto. Con los adelantos en las tecnologías
audiovisuales de la comunicación (TIC y TAC.), aparece el libro digital
(digital book), claro está no tienen hojas porque son archivos para ser leídos
en un computador o en otro dispositivo electrónico específico. Existe otra
versión del libro para ser escuchado: audiolibro. Ahora bien, desde los tiempos
del mundo antiguo, el documento empleado para el estudio era el libro
(manuscrito), en formas de pergamino, rollos de papiro, cuero, hojas de papel
de arroz, tablilla de arcilla, corteza de árbol etc.
Con Gutenberg en el siglo XV aparece el libro impreso. Ahora bien cuando
hablamos de libro, además de lo antes acotado, nos referimos a su contenido y
su importancia histórica; este término refiere además todas las obras escritas
en ese formato, que hasta hace 20 años aproximadamente era los ´únicos documentos,
al menos impresos, que se empleaba para investigar. Pero hoy con las tecnologías,
para realizar una investigación puedes usar materiales audiovisuales, audio, visuales,
dispuestos en la red o no. Además del material impreso en físico, ojo, no todas
las impresiones son libros, recuerden la definición que hace la UNESCO, pueden
emplearse: una fotografía, un mapa, un periódico, una revista, una ley, la
pintura de Juan Lovera, una enciclopedia… todos estos documentos pueden ser
empleados en una investigación, como se puede observar, no todos son libros. Se
usa el término bibliografía si estás usando solo libros en un estudio, en todo
caso Bibliografía Consultada; hay que recordar que no se están usando todos los libros que
existen.
Ahora cuando usamos el término referencias se refiere en primer lugar,
de acuerdo a la clasificación de la American
Psychological Association (APA por sus siglas en inglés) de la
Asociación Americana de Psicología, todos los materiales impresos de distinta
naturaleza y variedad, que por cierto el libro no es el único, los materiales
audiovisuales de distintos formatos (TV, cine, DVD, etc.) formato de audio de distintas formas (radio, CD,
audiolibro, etc.). El término
referencias, que es el que se debe utilizar, se refiere a los materiales:
impresos de todo género en físico o en versión digital, materiales en formato
de audio y audiovisuales, pero solo lo que se utilizó en el trabajo de
investigación, y los mismos se deben registrar en orden alfabético en una sola
lista, preferiblemente.
Para ahondar más en este asunto examinaré
el término referencias. Este vocablo proviene del verbo transitivo referir, que
significa dar a conocer un suceso de palabra o por escrito. Este verbo
transitivo puede pasar al pronominal referirse que alude mencionar a una
persona o cosa de manera directa o indirecta. De esta familia de palabras
proviene la palabra referencias, que es el sustantivo femenino plural de la
palabra referencia, y se define como el acto de referirse o hacer alusión a
algo. Puede ser entendido también
como nota o palabra en un escrito que remite a otra parte del mismo o a otro
escrito, donde el lector puede encontrar lo que busca.
Abordaré el problema desde el punto de vista semántico, es decir del
significado de la palabra referencia, y lo que realmente alude. Este punto hay
que acotar que toda palabra tiene un significante y un significado. El primero
se refiere a la forma material que toma el signo, en la escritura o en el
habla, es la imagen visual, y que cada persona tiene en su mente cuando escucha
la emisión sonora de una determinada palabra. El significante es el que designa
algo. El otro componente esencial es el significado, es decir lo designado. Es
el contenido mental que se le da al signo lingüístico y se asocia con el
sonido. Es el concepto o ideas que se asocia en nuestra mente a un significante.
De modo que siguiendo esta lógica cuando digo
bibliografía, (hablado o escrito) el significante refiere algo material,
a un sustantivo, a un número determinado de libros, de los cuales tengo una
imagen mental de ellos, la forma material que toma el signo; no es un video, no
es una pintura, no es una fotografía, etc. Ahora el significado, taxativamente
se refiere al contenido que en nuestra mente le damos al signo lingüístico para
representar a los libros, que no obstante, la palabra bibliografía
(significante) representa la idea de los libros, no otra cosa, es lo designado
(significado).
Aclarada la terminología referencias, ¿cuál es su significado en el
campo de la investigación? Si hablamos
de referencias, de acuerdo con Barrios (2006): “incluye las Fuentes Impresas,
Audiovisuales y Electrónicas que se citen en el trabajo o tesis de grado. No se trata de una
bibliografía sobre el tema, ni tampoco un registro exhaustivo de todas las fuentes estudiadas o consultadas en
la etapa de delimitación del estudio” (p. 151). Como se puede observar, abarca
materiales impresos de diversa naturaleza, electrónicos y audiovisuales, solo
las fuentes estudiadas y citadas en la investigación a las que hacemos referencia o comentamos, no a todas las
fuentes y documentos existentes sobre un tema. El objetivo de las referencias
es: “Permite remitir al lector a trabajos relacionados con el problema en
estudio, entre otros propósitos, y los que sean objeto de análisis” (ibídem).
En términos de teoría de conjuntos, la bibliografía es un subconjunto del
conjunto de las referencias: fuentes impresas, electrónicas, audiovisuales y
solo audio. La bibliografía puede ser entendida de tres maneras básica a saber, tales como: (a) el número (finito) de libros
que un profesor le asigna a un estudiante en una asignatura para ser leídos;
(b) el número de libros en una o varias áreas del saber que se han escrito, su
naturaleza estadísticamente es infinita; y (c) el número de libros empleados
por un investigador para llevar a cabo un estudio, que podemos denominar
bibliografía consultada. El concepto de referencia es más amplio en cuanto a la
naturaleza de las fuentes empleadas en una investigación; pero al mismo tiempo restringido
en cuanto al número limitado del universo de fuentes que existen en un área del
saber en particular, para ser empleado en un estudio determinado.
NOTAS
FINALES
El camino de un investigador no es para nada fácil. Está lleno de
triunfos y fracasos, quizá lo que lo mantiene en él, es la satisfacción de
haber pasado por esta vida y dejarle algo al género humano para ser compartido.
Si le busco un sinónimo para la actividad de investigador, sería como montarse
en una montaña rusa, donde vimos en un instante, todas las emociones humanas y
nuestra razón es intermitente. Sentimos en el recorrido euforia, miedos,
confusión, lucidez, altos y bajos como todos experimentamos en la vida; algo de
arrepentimiento por habernos montado. Sin
embargo, cuando bajamos, nuestra posición de haber sido un error, habernos
montarnos cambia al instante al de satisfacción. En una investigación, el
investigador muchas veces lo que más avizora son obstáculos, complicaciones de
toda naturaleza. El resultado, del largo camino, además con obstáculos, tiene
como redención para el que investiga, el de contribuir a salvar a la humanidad
del peor mal, según Sócrates: la ignorancia.
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MUESTRA VISUAL
William Hadell Álvarez
Ilusiones Ópticas (s. / f.)
Fotografía digital intervenida / papel fotográfico.
Colección Manuel Bas, Caracas, D. C., Venezuela.
MITOS Y VERDADES EN INVESTIGACION DENTRO DE LAS
UNIVERSIDADES
TEXTO Y
FOTOGRAFÍA: Manuel Bas
EDICIÓN: Víctor A. Hernández &
Manuel Bas
POSTER ON LINE: Víctor A. Hernández
LOS TEQUES, 11 DE MAYO DEL 20