REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS
SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CULTURA Y ARTE PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Curso: Historia Regional y Local
Profesora: Dra. Elina Lovera Reyes
Participante: Manuel Bas. CI. V.-8.203.033
Caracas,
30 de enero de 2017
SOCIOLOGÍA DE LA VIDA COTIDIANA Y
RELATOS DE VIDA DE BERTAUX (Reseña de Artículo)
Antes de entrar en detalles en la
reseña del artículo que aquí me ocupa,
es menester, de entrada referir, aunque brevemente, algunos detalles
biográficos de Daniel Bertaux (1939). Bertaux es un destacado sociólogo francés
que emplea las biografías en sus estudios sociológicos, la movilidad social e
historia de vida. Es un consumado activista de la Asociación Internacional de Sociología Europea y de la Asociación de Sociología Francesa, de
esta última es su fundador y presidente. Ha publicado una extensa e importante
obra en materia de sociología, de las cuales sólo mencionaré, por razones de
espacio, tres vinculadas al tema a tratar en estas líneas: La Perspectiva
Biográfica Validez Metodológica y Potencialidades” (1980), “Biografía y
Sociedad” (1981), “Los relatos de Vida en el Análisis Social” (1986), entre
otras.
“Sociología
de la Vida Cotidiana y Relatos de Vida” (1983) de Daniel Bertaux, es, entre
otras cosas, una especie de ventana para penetrar en lo más profundo de la
sociedad a través del discursos sistematizado de individualidades y su entorno.
Este estudio fue publicado en 1983 en la “Revista Suiza de Sociología”, Vol. 9,
nº 1, pp. 67-83, traducida por Blanca Gabin, publicada a su vez por el Centro
de Estudios y Movimientos Sociales de París, Francia.
Es
conveniente, antes de adentrarme en el análisis de este artículo aclarar los
términos: “Relato de Vida” e “Historia
de Vida” que con frecuencia tienden prestarse a confusión. Siguiendo a Simmons
(1992) citado por Rusque (2001), el primero refiere “… una historia de vida
complementada con documentos o con otras narraciones, dándole de esta manera
una perspectiva más amplia que la narración de su vida cotidiana hecha por un
solo actor”. (p. 198). De acuerdo con el autor arriba citado, el segundo
conceptualiza “…el detallado relato del comportamiento de un individuo en su
entorno”. (Ibídem). Aclarados ambos vocablos, que son, no obstante como la cara
de una misma moneda, me adentraré en el estudio de la obra de Daniel Bertaux
que aquí me propongo. Naturalmente el relato de vida de acuerdo con el
fundamento conceptual ya expresado requiere además del diálogo franco, cara a
cara, intersubjetivo entre investigador e investigado y con otros actores
sociales involucrados, la revisión de los más variados documentos (fuentes
secundarias) lo que permite tener una perspectiva más amplia al investigador.
De esta manera de acuerdo con Bertaux (ob. cit.) se penetra profundamente en la
vida cotidiana del actor social investigado, sus modos de vida, que naturalmente, no se construyen solos,
involucran tres tipos de movilizaciones: familias, profesiones y viviendas, que
están presentes de manera cíclica en los individuos y sus modos de vida.
Al hablar de
la vida cotidiana, de acuerdo con Bertaux (ob. cit.), refiere el estudio de
manera ineludible siete categorías o variables principales tales como: miseria,
pobreza, penuria, equilibrio, comodidad, riqueza y poderío, que están en
permanente interacción, que, no obstante son ineludibles según este autor,
criterio que comparte quien escribe, para el estudio de la vida cotidiana de
los individuos y colectivos. Con referencia a lo planteado por este intelectual,
en la misma forma, buscando nuevos horizontes en la historiografía, Bruno
(2009) también admite aspectos o categorías similares para conocer la vida
cotidiana, lo que en definitiva abre nuevos caminos en los estudios históricos.
A través de los relatos de vida puede aproximarse de acuerdo con el
protagonismo del actor social, y el desenvolvimiento en su vida, conocer
diversos acontecimientos y hechos, de una sociedad determinada.
Otro aspecto
de relevancia es la tipología socioeconómica de los modos de vida de los
individuos, que naturalmente, existen variantes de persona a persona, por
ejemplo, existen marcadas diferencias entre los modos de vida rural y urbana, a
esto hay que agregarle lo que Bertaux denomina necesidades materiales
(primarias) y la relación recursos-necesidades (secundarias) en la que se encuadran
las siete categorías arriba mencionadas. Entonces cabe la pregunta ¿Cuál es la
tarea del sociólogo e historiador en la sociología de la vida cotidiana y en
los relatos de vida? Bertaux responde a esta pregunta de esta manera: poner a
la vista las categorías construidas a través del discurso corriente sobre la
sociedad, esto, naturalmente responde al criterio de que una sociedad
estructurada en clases sociales su función principal es expresar en forma
clara, analítica lo que Casas (s. f.),
denomina “memoria histórica social colectiva” que tiene un vínculo natural con
la identidad social y cultural de los individuos, que, no obstante está
relacionada con la memoria que un grupo elabora sobre su pasado (prácticas,
costumbres, cosmovisiones y representaciones heredadas). Para este investigador, toda identidad tiene que ver con el pasado, toda
identidad es historia condensada.
Es a la vez la memoria de tiempos anteriores
resignificada, reinterpretada a partir de nuevos procesos y elementos. No
olvidemos que el recuerdo es selectivo, y que unido a la razón implica
reconstrucción, y a la vez deformación
de los acontecimientos, este es el riesgo que deben correr, y al propio tiempo
saltar quienes hacen relatos e historias
de vida. Es, en mi criterio, una especie de representación mítica producto de
las representaciones sociales que fijan una imagen y un contenido que expresa
el momento más importante de un pueblo (no la del investigador) aunque pueden
existir coincidencias; y que a su vez tiene como puerta de entrada la vida de
una persona, que frecuentemente cristaliza en la memoria social, que a su vez
pueden ser visualizadas en las festividades tradicionales y populares.
Sumado a lo
arriba expuesto, habría que agregar lo
planteado por Baudrillard citado por Bertaux (ob. cit.), el énfasis del valor
de uso de los objetos de consumo, los cuales implican el valor de uso
simbólico, el valor de uso de las familias, sus significados, lo cual involucra
a vecinos, familias, amigos, colegas... Cabe destacar además, la importancia
que tiene la producción cultural de las energías humanas referidas no sólo a la
socialización primaria (la familia) diversificada según los medios sociales
(secundarios), los aparatos de difusión cultural de carácter antroponómico, es
decir, modos de vida, normas morales de sus miembros, aspectos fundamentales de
la vida cotidiana referidos por Bourdieu (1979) citado por Bertaux a los modos
de vida de los individuos y los colectivos.
Vinculado a
los conceptos de la sociología de la vida cotidiana y relato de vida de
Bertaux, que de algún modo tiene que ver con el conocer los “modos de vida” de
la gente e individualidades que se quieren estudiar, que está reseñado en el
artículo que aquí me ocupa, está de manera implícita las fuentes que emplea el
investigador.
Puedo expresar sobre este particular de manera taxativa,
que no es posible conocer la vida cotidiana o realizar un relato de vida sin
tener que acudir a las fuentes que nos informen al respecto. Si partimos al
menos de tres ideas básicas de (Historia) expresada por Medina Rubio (1993) que
la historia (de cualquier forma o
enfoque) está referida a procesos humanos del pasado, múltiples, heterogéneos y
discontinuos; que la historia es el
registro de procesos que hacen los cronistas, narradores e historiadores; y que
la historia es una disciplina
científica que investiga temas en la que se emplean técnicas, métodos y
procedimientos de investigación, cabría la pregunta ¿es posible estudiar el
pasado, explicarnos sus fenómenos y hechos, y tener una apreciación del
conocimiento de la vida cotidiana sin el empleo de fuentes? La respuesta es
simple, no. El empleo de fuentes (papeles de familia, registros parroquiales,
libros de notarios, crónicas de viajes, periódicos, tradiciones orales y otras)
es un criterio que comparten todos los historiadores. González entrevistado por
Hernández López (Presentador) (2005) expresa es indispensable recurrir al
relato oral, a los recuerdos de la gente, a los archivos de los municipios y
parroquias para conocer el pasado.
En relación
al uso de las fuentes, Medina Rubio (ob. cit.) expresa que intentar comprender
y explicarnos el pasado sin el empleo de fuentes no es más que un ejercicio de
la imaginación, sin ningún contenido histórico. Para este autor las fuentes
escritas, documentos tales como: prensa,
memorias, literatura; iconografías (gráficas y obras plásticas), testimonios
orales grabados o no, son de vital importancia para hacer historia. Al respecto
Burke (1996) agrega que uno de las contribuciones fundamentales aportada por lo
que en estos últimos años se ha denominado la “nueva historia” es el criterio
de examinar la mayor variedad de fuentes posibles (orales, estadísticas, cifras
de comercio, cifras de población, visuales en su más variadas formas) y la
constante búsqueda de nuevas fuentes que sirvan de complemento a documentos
oficiales y privados; que a su vez que se contrasten las fuentes orales con las
escritas y viceversa, para ser analizadas según Burke; Medina Rubio (ob. cit.),
y estudiadas por equipos multidisciplinarios (sociólogos, psicólogos,
antropólogos sociales, críticos literarios, economistas, entre otros).
Como
complemento a lo arriba señalado, es conveniente debatir y revisar, de acuerdo
con Fernández (2009), viejos problemas y la búsqueda constante de nuevos, sin
dejar de lado lo expresado por Briceño de Bermúdez (1998) que en el estudio de
la Historia la vida humana transcurre en un espacio dinámico, cambiante,
resultante de múltiples relaciones del hombre con su medio, y en unas
condiciones históricas determinadas. Sirve además, de acuerdo con esta
investigadora, para estudiar los procesos de pensamiento cotidiano y las ideas
implícitas de las representaciones colectivas. Al respecto la microhistoria
italiana (Carlo Ginzburg) hace unos aportes significativos en el sentido de
proponer la reducción de la escala de observación al momento de realizar un
estudio, que para el abordaje se debe
procurar obtener información acerca de cómo los hombres y mujeres, insertos en
un determinado contexto temporal y espacial, experimentaron sus condiciones de
vida, para rastrear las características y dinámicas. (Bruno, 2009).
Sobre este
particular, habría que agregar lo señalado por Agner Heller citado por Bertaux
(ob. cit.) referente a las particularidades del mundo capitalista, que, no
obstante está inmerso en tres grandes procesos históricos que comparten los
países del mundo desarrollado: la nueva estructura de clase social relacionada
con los modos de producción capitalista, la industrialización y la
urbanización; pero, Bertaux advierte, que lo señalado por Heller, habría que
incluirle una cuarta variable o categoría o proceso histórico: la
“escolarización”; a lo que yo además agregaría, la categoría
[industrialización] la segunda revolución industrial: la digital.
Esto,
naturalmente, no sin la crítica, que según Bertaux, el principal inconveniente
de las categorizaciones: es su carácter “fijista”, que pudiéramos considerar como
estaticismo, generar dogmas o espacios de pensamientos reduccionista, por lo
tanto, siempre hay que dejar una válvula de escape para la crítica, la
reflexión y la entrada en el juego a nuevas ideas, lo que permite oxigenar y
revisar las categorizaciones ya existentes, que con el tiempo se hacen
anacrónicas o pierden vigencia como lo hemos presenciado hoy los hombres del
siglo XXI, como son los casos, solo por citar algunos: el materialismo
histórico, el positivismo, el estructuralismo y el funcionalismo, sin negar su
aporte al pensamiento.
Esta
situación fijista, estática, anti dinámica, a mi juicio es contraria a la
naturaleza humana, y desde luego, a la histórica; y dificultaría la comprensión
de la vida cotidiana, que lógicamente están en constante ebullición,
transformándose minuto a minuto, repercutiendo en el ciclo de la vida familiar y de la permanente modificación
de sus recursos y de cambios en la esfera profesional (movilidad social). En
relación a estos señalamientos cabe citar a Bertaux (2000) en Bertaux (ob. cit.) “El sociólogo que busca
analizar la vida cotidiana debe, por lo menos, es la tesis defendida aquí,
pasar por el modo de vida”. (p. 7).
Al respecto,
profundizando este punto, en mi criterio, es de vital importancia para los
estudios de los relatos de vida, lo señalado
por Burke (1996), en los postulados de lo que últimamente se conoce como
la “Nueva Historia”, el interés de su planteamiento es el estudio de la
historia “desde abajo”, es decir, debe interesarse por la opinión(es)
expresada(s) por la gente común y corriente y su experiencia en el cambio
social; así como también, la historia de la cultura popular, que ha sido, en
estos últimos tiempos objeto de considerable interés para los historiadores, y
que cabe recordar además, que este enfoque, está presto a estudiar toda la gama
de actividades humanas por su naturaleza inter y múltiple disciplinaria, lo que
involucra a sociólogos, antropólogos sociales, críticos literarios, psicólogos,
[entre otros].
Para ir
cerrando la reseña de este artículo, cabe recordar lo planteado por Luís
González entrevistado por Hernández López (Presentador) (2005) en su tesis de
la Microhistoria Mexicana, que la vida cotidiana se refiere a la gente en su
propio medio, para hablar del hombre común y corriente, para buscar ciertos
fondos del ser humano que no aparecen en la “historia nacional”, ni mucho menos
en la filosofía de la historia. Sobre este tópico, cabe agregar el
planteamiento de Martínez Assad entrevistado por Hernández López (ob. cit.) que
la historia es una perspectiva que se construye y reconstruye todos los días, y
que cualquier localidad, individuo, pueblo está en la historia por muchas
razones aunque no aparezcan en los
manuales de historia oficial.
Esto, en mi
opinión, debe ser la consigna central de los que nos adentramos en el estudio
de los relatos de vida y a la sociología de la vida cotidiana. No sin advertir,
que cualquier planteamiento teórico, por lúcido y es esclarecedor que pudiera
ser, no dejar de ser parcial, y que la regla debe ser rescatar de ello lo útil
para un determinado estudio, para evitar caer en reduccionismo, anacronismo, de
lo que somos testigos todos los que hemos asistido al derrumbe de las más
recalcitrantes ideologías nacidas en el siglo XIX y que dominaron gran parte
del siglo XX en el mundo: marxismo, positivismo, estructuralismo y
funcionalismo, solo por nombrar, las más que estuvieron en boga.
MUESTRA VISUAL
Willie. Ilusiones ópticas: crudo claroscuro para componer-descomponer
prototipos industriales (2016). colección Manuel C. Bas S. Caracas D. C.
prototipos industriales (2016). colección Manuel C. Bas S. Caracas D. C.
Leonardo Alvarado. (2012).
Puente colonial de acceso a la Aduana Marítima del Puerto El Rincón Barcelona
Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.
Puente colonial de acceso a la Aduana Marítima del Puerto El Rincón Barcelona
Colección Manuel Bas. Caracas, D. C.
REFERENCIAS
Bertaux, Daniel.
(1983). Sociología de la Vida Cotidiana y Relatos de Vida (Blanca Gabin,
Trad.). [Sociologia du Vie Quotidien et Raconter du Vie]. Revista Suiza de
Sociología. Vol. 9. No. 1. (pp. 67-83). Suiza.
Briceño de
Bermúdez, T. (1998, Julio-Diciembre). De la Ciudad Colonial a la Región
Historia. Tiempo y Espacio. Vol. XV. No. 29-30. (pp. 9-22). Caracas: Instituto
Pedagógico de Caracas, Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño
Iragorry”.
Bruno, P. (2009).
Apuntes historiográficos sobre la historia de la cultura. Revista en línea del
Seminario de Estudios de Historia Cultural, Universidad Autónoma de México. Año
9. México, pp. 1-18.
Burke, P. (1996).
Obertura: la nueva historia, su pasado y su futuro. En P. Burke y Otros, 1996,
Formas de Hacer Historia. (vers. José Luís Aristu). [New
Perspective on Historical Writing]. (2a. ed.). (pp. 11-37). Madrid: Alianza
Editorial, S. A. (Trabajo original publicado en 1991). [Libro en línea].
Disponible: https://rfdvcatedra.files.wordpress.com. [Consulta: 2016, Noviembre 16].
Casas, José. (s.
f.). Las Rupturas y Cristalizaciones entre la Memoria Colectiva: Los casos de
San Juan y Jáchal. [Documento en línea] Disponible: http://www.fices.unsl.edu.ar/~kairos/k12-archivos/casas%20jose.pdf.
Fernández,
Sandra. (2009). El revés de la trama. Contextos y problemas de la historia
local y regional. [Conferencia magistral desarrollada en la inauguración del
III Encuentro Regional de Historia y Ciencias Sociales y I Encuentro de
Geo-Historia, Rivera, Octubre 2008]. Dialnet Revista Digital Estudios
Históricos, no.1, Universidad de la Rioja, España, pp.1-17. Disponible: www.estudioshistoricos.org/edicion1sandra-fernandez.pdf. [Consulta: 2016, Noviembre 7].
Hernández López,
C. (Presentador). (2005). Mesa Redonda: Microhistoria Mexicana, Microhistoria
Italiana e Historia Regional. [Entrevista a Luís González, Carlos Martínez
Assad y Carlos Aguirre Rojas]. Relaciones (vers. Impr.). Año/Vol.XXV. No. 101.
(pp.193-224). Colegio Michoacán: Zamora, México.
Medina Rubio, Arístides. (1993).
Introducción a la Historia Regional. Historia para Todos. No. 3. Caracas:
Editorial Tropycos.
Rusque, A. (2001). De la Diversidad a la Unidad en la
Investigación Cualitativa. (1a., 1a. reimpr.). Caracas: Ediciones Facultad de
Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela/ Vadell
Hermanos Editores.
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PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
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PEDAGÓGICO DE CARACAS
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DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
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EN CULTURA Y ARTE PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
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Profesora: Dra. Elina Lovera Reyes
Participante: Manuel Bas. CI. 8203033
Caracas,
23 de enero de 2017
PETER
BURKE LA NUEVA HISTORIA SU PASADO Y SU FUTURO
(Resumen)
En estos últimos tiempos, somos
testigos, como el campo de la historiografía ha sufrido una rápida
expansión del universo de historiadores, apareciendo con ello nuevos campos; la
Historia General se independizó de la Economía, los historiadores han mostrado
interés por el estudio y análisis de la lucha por el poder (Foucault) en muchos
planos de la vida humana. Estos cambios fundamentales, al propio tiempo
característico de la forma de hacer historia se ha gestado en lo que se ha denominado la “Nueva
Historia”, conocida más en Francia que en otras partes del globo terrestre. El
nombre nueva historia proviene de una colección de ensayos de Jacques Le Goff,
sin embargo, hacer una definición sobre esta manera de hacer historia no es
fácil debido a que lo que se ha denominado con este nombre tiene diversos
enfoques y, es, de algún modo una reacción contra el paradigma de la historia
tradicional, ya agotado.
Sumado a lo hasta ahora planteado cabría la pregunta ¿hasta qué punto es
la nueva historia, nueva? Un repunte significativo de esta forma “diferente” de
hacer historia, en el siglo XX arranca con fuerza en las décadas de los años 70
y 80, circunscrita a hechos ocurridos en esos tiempos. Sin embargo para algunos
historiadores este concepto de historia está asociado a Lucien Febvre
(1878-1956) y Marc Bloch (1886-1944) en 1929 cuando fundan la Revista “Annales de
Historia Económica y Social” para promover este enfoque de la historia. Para
Peter Burke (1996) este término se remonta a 1912 cuando James Harvey Robinson
publica su obra: “La Nueva Historia”, la cual no tuvo mayor éxito en ese
momento en los Estados Unidos. El planteamiento central de esta orientación
teórica es escribir una “Historia” que deje de lado o fuera, los planteamientos
referidos estrictamente a los acontecimientos políticos, que, no obstante, esta
idea no es tan nueva porque ésta se remonta a 1860, y tiene entre sus artífices
a (Jacob Burckhardt). Como se ve, detrás del panorama de lo que se denomina la
nueva historia, no deja de tener ciertas complejidades epistémicas lo que
dificulta dar una definición satisfactoria. Más aún, como se sabe, este término
es conocido también como “Historia desde abajo”, “Historia de los
vencidos” (Italia, Brasil), “Historia total” (Braudel) que integra los
elementos de las demás Ciencias Sociales.
Sin embargo desde la visión de los historiadores sociales, este enfoque
podría ser un proceso de interacción entre
acontecimientos y tendencias de mayor importancia, por un lado, y el estudio de
la vida cotidiana, por el otro. Al respecto, cabe señalar como una advertencia,
que uno de los problemas del enfoque de la historia nueva (Braudel) como de la
tradicional son las fuentes y los métodos empleados. Esto ha señalado el camino
hacia nuevos objetos de investigación, nuevos tipos de fuentes que sirvan de
complemento a la documentación oficial, como lo es el empleo de fuentes orales,
y la relectura de estos documentos (oficiales) de una manera distinta, aunque
siendo honesto al respecto, en mi opinión, los testimonios orales no han
alcanzado hasta ahora la complejidad crítica que merece. Debe existir lo que yo
llamo un diálogo entre las fuentes orales y las escritas, es decir, que las primera
sirvan para validar las segunda y viceversa, sin restarle importancia la una a
la otra.
A lo arriba indicado, habría que agregar, que a pesar que ha habido una
expansión considerable del universo histórico como lo señalé al principio, no
hay una sola voz que dé una explicación
completamente satisfactoria sobre el hecho histórico, pues, un acontecimiento
admite pluralidad de explicaciones, lo que nos da una pista de lo complejo de
los sucesos que tienen como protagonista al hombre. Algunos historiadores han
empleado la combinación de fuentes y enfoques estructurales y psicológicos para
tratar de esclarecer los sucesos históricos de manera coherente, sin embargo,
uno de los problemas más obvio al respecto es el de síntesis histórica, la cual
tiende más bien hacia la fragmentación de la historia, que no obstante conlleva
a la proliferación de subdisciplinas, que naturalmente son inevitables, por
ello el historiador tiene que aprender a lidiar con este problema. A esta problemática
habría que agregar los cada vez más creciente problemas en este campo y el conocimiento
humano cada vez más limitado para abarcarlos, que exige además, métodos más
rigurosos y profesionales de alto nivel.
En este contexto, es conveniente apuntar, y es casi una premisa hoy en
el campo de la historia nueva, y es compartida por la mayor parte de los
historiadores, que la idea de hacer historia al margen de la política es
rechazada, y ello se debe en parte por la naturaleza política del ser humano, y
por el interés cada vez más creciente por los temas políticos en la sociedad.
Esto, desde luego, nos deja un panorama claro, dentro de tanta incertidumbre en
el campo de la historia, y es que estamos lejos de hacer la historia
totalizante preconizada por Braudel, hay más bien al respecto escepticismo
sobre este particular por la mayor parte de los historiadores. En definitiva no
se debe ensalzar al extremo el tema político en el quehacer historiográfico;
pero tampoco se le debe ignorar.
Como una conclusión, grosso modo, sintetizo las dos maneras de enfocar
la Historia:
-La historia tradicional tiene por objeto fundamental la política. La
nueva historia se interesa por cualquier actividad humana.
-La tradicional hace la historia como una narración de acontecimientos
importantes. La nueva historia se dedica al análisis de estructuras.
-La tradicional permite una vista desde arriba, centrada en las grandes
hazañas de los grandes hombres, estadistas, generales, clérigos, a otros personajes
se le asigna un papel menor en el drama. La nueva historia se interesa por la
historia desde abajo, es decir por las opiniones de la gente corriente.
-La historia tradicional se basa en documentos. La nueva historia
examina mayor variedad de pruebas.
-La historia tradicional es objetiva, cuenta los hechos como ocurrió
realmente. La nueva historia tiene interés por toda la gama de la actividad
humana, es inter y múltiple disciplinaria e involucra a antropólogos sociales,
economistas, críticos literarios, psicólogos, sociólogos, entre otros.
La historia nueva tiende hacer polisémica, inabarcable sus problemas, admite variedad de definiciones, aborda múltiples
problemáticas vinculadas con el ser humano, pero no se debe caer en el error de
olvidar los aportes fundamentales que en el campo de la historiografía dado por la historia tradicional, que de algún
modo fue el paso previo para llegar a lo que se conoce hoy como la nueva
historia, en el camino evolutivo de de la historia misma de la humanidad.
Pareciera que hoy la historia está ausente de un paradigma que guíe las
investigaciones.
REFERENCIAS
Burke, P. (1996). Obertura: la nueva
historia, su pasado y su futuro. En P. Burke y Otros, 1996, Formas de Hacer
Historia. (vers. José Luís Aristu). [New Perspective on Historical
Writing]. (2a. ed.). (pp. 11-37). Madrid: Alianza Editorial, S. A. (Trabajo original publicado
en 1991). [Libro en línea]. Disponible: https://rfdvcatedra.files.wordpress.com. [Consulta: 2016, Noviembre 16].
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