miércoles, 9 de agosto de 2017

LITERATURA Y DOCENCIA EN ARMANDO HERNÁNDEZ QUINTERO







REPÚBLICA BOLIVARIANA DE  VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS
SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CULTURA Y ARTE PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE


Curso: Historia Regional y Local                                                       
Profesora: Dra. Elina Lovera Reyes
Participante: Manuel Bas/manuel.bas@hotmail.com
Caracas, 06 de marzo de 2017



LITERATURA Y DOCENCIA EN ARMANDO HERNÁNDEZ QUINTERO
UN RELATO  DE VIDA
(Un acercamiento a mi Tesis Doctoral desde la Historia Regional y Local)

Armando Hernández Quintero. 2013-enero. 
Fotografía Digital: Hernández Víctor A.

Armando Hernández Quintero. 2017-enero. 
Fotografía Digital: Hernández Víctor A.

“…este conocimiento, que tiene sus raíces en la intersubjetividad de la interacción resulta ser un conocimiento profundo de carácter íntegramente subjetivo…el investigador debe pagar un precio por el acceso a este conocimiento de los sujetos: él será también recíprocamente conocido por estos últimos y no podrá  continuar jugando el papel de científico aislado y distante que no quiere involucrarse por temor a aparecer como un sujeto de la investigación…” (Rusque 2001, p. 65-66).

“Con frecuencia un paradigma, desarrollado para un conjunto de fenómenos, resulta ambiguo al aplicarse a otro estrechamente relacionado”. (Thomas Kuhn, 2004, p. 60).

“… todo acto individual es una totalización de un sistema social”. [Ferrarotti (1981) citado por Moreno (s.f.), p. s/n.].

Introducción

     El propósito de inscribir el curso Historia Regional y Local (electiva) del Doctorado en Cultura y Arte para América Latina y el Caribe de Instituto Pedag{ogico de Caracas y, naturalmente la realización del presente trabajo, es que contribuya a la elaboración de mi “Proyecto de Tesis Doctoral” (Aproximación al Objeto de Estudio-Objetivo de la Investigación, Soporte Epistemológico-Conceptual y Soporte Metodológico), que sirva de apoyo teórico-conceptual-metodológico para el empleo adecuado de las fuentes tanto orales como escritas para desarrollar el Relato de Vida enunciado en el título arriba descrito, que es el posible título de mi Tesis Doctoral. 

     El relato de vida desde el punto de vista del paradigma asumido se enmarca dentro de la investigación cualitativa, sin dejar de lado el aporte historiográfico de la “Nueva Historia”, que en mi opinión, más que una corriente historiográfica como los grandes enfoques tradicionales marxismo y positivismo surgidas en el siglo  XIX, es una forma de hacer historia, una manera distinta de abordar los problemas de carácter históricos, que, no es que no estaban presentes, sino que no eran de interés para los historiadores de acuerdo con los paradigmas del momento.

     Poner el foco de interés a los mismos problemas, pero desde otra mirada y análisis, permite hacer otra lectura de la realidad distinta a la que se había hecho hasta ahora por la historia tradicional, que es lo que se ha propuesto la Nueva Historia. El empleo métodos y fuentes con equipos inter y multidisciplinarios para abordar los problemas es su propósito, temas que en muchos casos fueron banalizados por los historiadores, y en el peor de los casos ignorados, es el interés; solo por citar algunas de estas formas de hacer historia: la Microhistoria Mexicana y la Historia Regional y Local. Debo decir que la literatura asignada por la Dra. Elina Lovera Reyes para este curso, ha sido de gran utilidad como aporte teórico-metodológico para el desarrollo de mi futura Tesis Doctoral.

El Relato de Vida y tres ideas básicas de qué se ha entendido por Historia

     Antes de entrar en detalles en este punto, cabe conceptualizar lo que se entiende por relato de vida. Siguiendo a Rusque (2001) es “…una historia de vida complementada con documentos o con otras narraciones, dándole de esta manera una perspectiva más amplia que la narración de su vida cotidiana hecha por un solo actor”. (p. 198). El relato de vida como investigación histórica se sustenta (en el caso particular de mi proyecto de tesis doctoral) en el paradigma de investigación cualitativa. En este sentido, Serrano (1998), Guba (1991), Wiesenfeld (2001), Márquez (2008) esgrimen que el paradigma que adoptemos va a condicionar nuestra investigación en el sentido: cómo se investiga, qué investigar y para qué sirve la investigación. En atención a estos autores el paradigma cualitativo es muy amplio, en él tienen cabida una gran cantidad de métodos y corrientes del pensamiento. La teoría que se  empleará en el futuro proyecto de tesis doctoral es el socio contruccionista y, el método narrativo biográfico.
     En relación a esta idea (la amplitud paradigmática) Márquez (2008), González Rey (2000, 2006) indican que para aproximarse  al objeto de estudio debe hacerse desde una perspectiva múltiple en la que se debe considerarse: el plano teórico-conceptual, la perspectiva de quien investiga (reflexividad del investigador), las vivencias y discursos cotidianos. Por ello, según estos autores, el diseño cualitativo recibe con propiedad la denominación de “diseño emergente”, que, no obstante, en el soporte epistemológico, el investigador plantea con claridad su postura y fundamentación de cómo la desarrollará la investigación. El paradigma seleccionado orientará el estudio en lo epistemológico, ontológico y metodológico. (Márquez ob. cit., Guba 1991). Por lo cual debe existir coherencia paradigmática. En relación a la investigación cualitativa, Sandoval (1996) considera que debe tener tres condiciones de interés: 
      La recuperación de la subjetividad como espacio de construcción de la vida humana, la reivindicación de la vida cotidiana  como escenario básico para comprender la realidad socio-cultural y la intersubjetividad y el consenso, como vehículo para acceder al conocimiento válido de la realidad humana”. (p. 15).
     La escogencia del paradigma, según Wiesenfeld (2001) guarda relación con los valores, ideología, sentimientos, formación académica, experiencia personal, entre otras, del investigador. Por lo tanto, de acuerdo con Wiesenfeld (2000), la interpretación de los problemas estudiados es dialógica y multivocal ya que se sustenta en las construcciones que hacen los diferentes actores sociales involucrados en el estudio. Volviendo al relato de vida, que en mi opinión es una forma de hacer historia, cabe aclarar, antes de avanzar, las implicaciones de la palabra Historia. Medina Rubio (1993) asocia esta palabra a tres ideas básicas. 1, procesos humanos del pasado, múltiples, heterogéneos y discontinuos. 2, registro de procesos que hacen los cronistas, narradores e historiadores. 3, y a una disciplina científica (temas, teorías, métodos y procedimientos) para explicar el pasado y encontrarle el sentido al presente. Argumenta además, que la historia es la historia de los hombres en los contextos: mundial, continental, nacional, regional y local. Es una manera de actuación colectiva de los hombres enmarcada en el espacio y el tiempo (ontológico), que se construye e interpreta para comprender los hechos y fenómenos del pasado humano, cuya motivación radica en el interés del investigador de tener una mejor apreciación de los fenómenos surgidos, a través del conocimiento de la vida cotidiana como una vía para llegar al estudio de problemas históricos mayores bajo un concepto inter y múltiple disciplinario desde distintas perspectivas metodológicas. (Medina Rubio ob. cit.).

Acercamiento al Personaje Objeto de Estudio

     De acuerdo con Márquez (2006, 2008, 2009) desde el inicio de la investigación cualitativa se debe incluir tantos supuestos teóricos como sean posibles, las voces y opiniones de los informantes sobre el tema de investigación expresadas en ideas surgidas del discurso cotidiano y situaciones observadas y de las impresiones e ideas aparecidas de la reflexión del investigador. Márquez (2004) refiere tres premisas básicas del diseño emergente (cualitativo): perspectiva epistemológica, concepto de paradigma y coherencia paradigmática. Este investigador (2009, ob. cit.) argumenta que el análisis cualitativo requiere además cuatro elementos fundamentales: análisis crítico e interpretativo de la información; debe está soportado en una corriente teórica —en este caso en particular de la futura investigación teoría construccionista y el método narrativo biográfico—; el investigador forma parte del método, su reflexividad es productora de subjetividad y de sentido; y la praxis investigativa. En relación a la praxis investigativa, Donoso (2004), señala que el investigador cumple un rol de orientador en la dinámica grupal, pone énfasis en la importancia de las reflexiones que se generan en el espacio conversacional grupal, sin interés de llegar a generalizaciones. Para este intelectual, es la manera de que el investigador debe “… acercarse a la experiencia de las personas a través  de sus narrativas”. (p. 13). Sobre estas ideas, antes expresadas, cabe citar a  Burke (1996), quien  señala, desde la perspectiva de la Nueva Historia, conocida como “historia desde abajo”, que la razón de ser de esta postura es el interés en las opiniones de la gente corriente y su experiencia en el cambio social. En esta idea, cabe mencionar el planteamiento de Gergen (1996), los principios de la interacción humana no se puede desarrollar fácilmente  con el paso del tiempo porque se basan en hechos que generalmente  no permanecen estables; sin embargo, al generar conocimiento acerca de la interacción  social también comunicamos nuestros valores personales heredados de la sociedad que nos moldea, nutre; la capacidad de ser consciente de este hecho libra a los investigadores de caer en determinismos reduccionistas.

      Dentro de esta tendencia (nueva historia), la Historia de la Cultura ha puesto el foco en la cultura popular como una manera de acerarse a las particularidades que es imposible llegarle con la historia tradicional. Este planteamiento o manera de hacer historia pudiera ser un aporte fundamental para la investigación relacionada con el relato de vida, pues promete la revisión de gran variedad de fuentes (visuales orales, archivos familiares) muchas veces ignorados por los historiadores, y en el peor de los casos despreciados. Para este autor los problemas más frecuentes con que se enfrenta el investigador son la de las fuentes y los métodos empleados, para lo cual recomienda la búsqueda de nuevas fuentes que pueden ser complementadas con las fuentes oficiales (historia oral), la relectura de este tipo de documentos (oficiales) de manera distinta. Aunque admite que los testimonios orales no han alcanzado todavía la complejidad crítica que las fuentes documentales. Esto, desde luego, sin perder de vista lo que señala Fernández (2009), la delimitación de la investigación y el ámbito identitario, las fuerzas colectivas de la sociedad, no sin olvidar, que el contexto actual está caracterizado por el caos, la crisis, el pluralismo, juicios diversos, la fragmentación y la incertidumbre.

     Desde esta visión, la revisión de perspectivas y estructuras temporales-espaciales es fundamental para acometer estudios relacionados con la historia de vida. Uno de los aportes que pudiera ser de utilidad para el abordaje de mi tesis doctoral es atender lo señalado por Luís González entrevistado por Hernández López (2005) en su enfoque de la Microhistoria Mexicana que es atender, en la investigación, sobre todo en los estudios regionales y locales, lo referente a los acontecimientos de la vida cotidiana de la gente en su propio medio involucrada en la investigación, que se sientan protagonista de escribir su propia historia; hablar del hombre común y corriente; porque a criterio de Martínez Assad entrevistado por Hernández López (ob. cit.), que cualquier localidad, cualquier pueblo está en la historia por muchas razones, no sólo por sus batallas y héroes, la perspectiva de análisis desde esta visión se sitúa además en un país, en una nación que se construye y reconstruye todos los días desde las localidades y desde las regiones. En esta idea, según Luís González, el recuerdo de la gente traducido en historia oral, archivos familiares y municipales hay que prestarle la debida atención.

     Además de estas fuentes para la investigación cabe recomendar las señaladas por Medina Rubio (1993): la literatura, periódico, diarios de viajes, porque según este autor, intentar comprender el pasado y explicarlo sin fuentes —fuentes adecuadas y pertinentes— es un ejercicio de la imaginación. De modo, que para Medina Rubio la documentación de archivo sigue siendo la variedad de  fuentes más importantes para ser empleadas por el historiador. De acuerdo con este planteamiento, el método histórico es un conjunto de operaciones intelectuales de ordenación y evaluación de la materia prima del investigador: las fuentes, para poder encontrar una explicación válida y coherente y comprender el pasado— en este caso que me ocupa aquí un personaje— que remite, no obstante a identidades y realidades locales (espacio-temporal). Sobre este particular Bermúdez de Briceño (1998), Medina Rubio (1993) apuntan que las variables espacial y temporal no deben ser desestimadas por el investigador-historiador, y sobre todo en un espacio dinámico, cambiante, resultado de múltiples relaciones del hombre con su medio en condiciones históricas determinadas.

     Por otra parte Fernández (2009) considera que en el contexto donde se realiza la investigación debe existir un correlato del investigador, la investigación con el contexto donde se realiza la investigación (social-económico-cultural). Lo que Casas (s.f.) denomina identidad social y cultural que está ligado con la memoria que un grupo o individuo elabora sobre su pasado (prácticas, costumbres, cosmovisiones y representaciones heredadas) constituidas en la memoria histórica colectiva que es el núcleo primario de toda identidad, que, naturalmente tiene que ver con su pasado, por lo tanto, toda identidad es historia condensada, producción de sí mismo. Es un recuerdo selectivo en la que la razón y la memoria implican reconstrucción y a la vez  deformación de acontecimientos. La identidad está en el pasado, es representación mítica.

El Contexto de la Vida Cotidiana donde está Inmerso el Personaje en Estudio

     De acuerdo con González Rey (2006) la epistemología cualitativa es una reflexión abierta, un análisis apriorístico, constructivo e interpretativo de conocimiento, no es una aprehensión lineal de la realidad, no es algo que está listo, la investigación constituye tres atributos básicos: el carácter constructivo-interpretativo del conocimiento; la legitimación de lo singular como instancia de producción  de conocimiento científico  y la investigación  como un proceso de comunicación. En este contexto “… la comunicación  como espacio esencial para la emergencia del sujeto crítico y creativo en el espacio de la investigación, de hecho tiene un papel  esencial  para la superación epistemológica de la repuesta”. (González Rey ob. cit., p. 33).

     Para Bruno (2009), la investigación en el contexto arriba indicado es acercarse a la cultura de la gente de requerimientos  heterogéneos de sociedades complejas  relacionadas con la antropología, la historia desde abajo, de los excluidos, en la que a partir de entonces  deja de ser la cultura patrimonio  exclusivo  de un sector social  para pasar  como acervo de toda la sociedad. Este investigador subraya  la importancia  de derribar  tres ídolos de la historia tradicional: el ídolo político, el ídolo individual y el ídolo cronológico, que es de algún modo el planteamiento que viene haciendo la Escuela de los Anales francesa representada por Marc Bloc y Lucien Febvre, quienes enfatizan que los sujetos de la historia  deben buscarse en las fuerzas colectivas de la sociedad, dejando de lado el carácter individualista y política de la historia del siglo XIX.

      Estos aportes, habría que complementarlos con lo que Burke (2006) denomina Historia Cultural, advirtiendo, que esta nueva manera de hacer historia, no debe verse como las grandes corrientes surgidas en el siglo decimonónico (materialismo histórico y positivismo), sino más bien como un aporte, como una mirada diferente hacia el pasado, que entre otras cosas, uno de sus logros es el “descubrimiento del pueblo” como objeto de la historia. La cultura popular, como tema de estudio nace en Alemania en el siglo XVIII en manos de folcloristas y antropólogos hacia 1960 para luego ser práctica habitual de historiadores y académicos, inspirados por William Thompson en Alemania. Otro aporte señalado por Burke (ob. cit., 1996) es que no se deben tratar los textos  y las imágenes  de un período determinado como espejo y reflejo y no como una problemática  de su tiempo, siempre buscando encajar con lo que creemos, si no es así rechazamos a priori nuestros hallazgos. Sobre este particular advierte distinguir entre las culturas tres cosas de sumo interés para el historiador-investigador: las culturas de las clases sociales; las culturas de hombres y mujeres y las culturas de diferentes generaciones que viven en una misma sociedad.      
              
     En este contexto cabe recordar lo señalado por Bertaux (1983) que los modos de vida de reproducción antroponómico que se refieren a la producción cultural tiene que ver con la socialización primaria (familia) muy diversificada según los medios sociales (secundarios) aparatos de difusión cultural, modos de vida materiales, culturales y morales de sus miembros tienen una repercusión estructural que Bertaux denomina “movilizaciones”, indispensables  para salir  de una representación  exclusivamente  repetitiva  y cíclica de los modos de vida de la gente , que tiene que ver naturalmente con la evolución social de los miembros de una sociedad en los planos individual y colectivo, transformación que ocurre a lo largo del tiempo en una sociedad o parte de ella, relacionada con las costumbres, valores, organización social, tecnología, lenguaje, leyes, entre otras.

Aportes de la Historia Regional y Local al Método Narrativo Biográfico

     Como ya señalé en líneas precedentes la investigación relacionada con el relato de vida  sobre el personaje Armando Hernández Quintero está enmarcada en el paradigma cualitativo, por lo tanto debe existir coherencia desde el punto de vista epistemológico-ontológico-metodológico, desde esta visión, el soporte epistemológico-conceptual se sustenta en la teoría socio construccionista y el soporte metodológico se apoya en el método narrativo biográfico. De acuerdo con Lincoln (1990) citado por Wiesenfeld (2001), Guba (1991) y esta investigadora (ob. cit.) coinciden que el paradigma construccionista se sustenta en tres criterios básicos: ontología relativista, epistemología transaccional-subjetiva y metodología hermenéutica-dialéctica. Montero (2001) plantea algo similar sobre este particular, solo que re-conceptualiza estas tres categorías agregándole las variables: ética y política desde una perspectiva crítica, pues, considera esta autora que hay un compromiso político y ético en toda investigación. Toda epistemología, según Montero (ob. cit.) está relacionada con la ontología, quien habla de ontología, epistemología y metodología no puede dejar de referirse a la ética y a la política. La ontología tiene una fundamentación ética y consecuencias política; la ontología se basa en la relación entre uno con otro.

     De acuerdo con Moreno (s. f.) los documentos biográficos se refieren  directa o indirectamente a una parte o totalidad de vida de una persona o varias personas; es la categoría más amplia  y comprensiva, implica toda clase de textos, tanto orales como escritos (fuentes), con ellas se pueden investigar de diversas maneras, sirven de información biográfica para estudiar las realidades sociales desde un enfoque epistemológico. Para Allport (1942) citado por Sandín (2003) es un documento personal que engloba todo tipo de materiales biográficos, independientemente del creador o autor de dicho material, quedando en un segundo plano la intervención o no  del investigador. Sanz (2005) lo conceptualiza de una manera breve, sencilla, pero de gran profundidad, de esta manera: es un juego de intersubjetividades que emergen esencialmente de la persona y de su testimonio, ya sea oral o escrito.

     En este método no hay investigador ni investigado, pues son miembros de un mismo mundo y coparticipes de un horizonte, en la que producen conocimiento en igualdad de condiciones  y en diversidad de preparación y de apertura intelectual, cuyo objetivo común es la búsqueda de significados de las experiencia vividas. Al respecto, Bolívar y Domingo (2006) señalan tres postulados básicos del método biográfico: narrativo-construccionista, contextual-interaccionista y dinámico. En relación a este método, Ortega y Gasset (1947) citado por estos dos intelectuales, señala  que frente a la razón físico-matemática hay pues, una razón narrativa. Para comprender lo humano, personal o colectivo es preciso contar una historia. El hombre, para este autor, no  tiene naturaleza sino historia. En este  planteamiento, es menester mencionar Ibáñez (2001):

La realidad es siempre “realidad-para-nosotros”, “realidad-desde-nuestra perspectiva”… la verdad no puede estar supeditada a nuestros deseos, creencias, decisiones, y características, debe ser universal y absoluta, debe trascender el carácter necesariamente cambiante  y contingente de la subjetividad humana y de la intersubjetividad que la nutre. El rechazo de la creencia en la verdad no significa que se niegue la utilidad del concepto práctico de la verdad que informa nuestra vida cotidiana. (pp. 253, 254-255).
     Además de lo apuntado por Ibáñez, habría que agregar el carácter multifacético de esta metodología que da cabida a diversas tradiciones teórico-metodológicas, por ello es oportuno señalar, que es uno de los propósitos de este trabajo, mencionar los aportes de la historia regional y local al relato de vida de Armando Hernández Quintero que me propongo realizar como proyecto de tesis doctoral. Porque en ambas tendencias (historia regional y local y en el método biográfico) el objetivo es la búsqueda de significados de las experiencias vividas. La experiencia vivida, según Desmarais (2009/2010) es a la vez emoción, un sentimiento que hace descubrir al actor una subjetividad personal y una actividad cognitiva, una experimentación de lo real por el actor. La perspectiva biográfica, según esta investigadora tiene tres finalidades: producción de conocimiento (investigación), formación y transformación de la realidad (intervención). No sin olvidar lo planteado por Berger y Luckmann (1968) que la sociedad como realidad objetiva, la humanidad es variable desde el punto de vista sociocultural, el hombre se reproduce así mismo, de modo que la realidad se construye socialmente de manera permanente (sociología del conocimiento).

     A lo ya afirmado, se debe complementar con la idea de que el universo simbólico de los seres humanos es la matriz de todos los significados objetivados socialmente y subjetivamente reales; es toda la sociedad histórica y biográfica de un individuo, realidad objetiva, que, no obstante, puede traducirse en realidad subjetiva y viceversa, en la que el lenguaje es el vehículo por excelencia de este proceso. La sociología del conocimiento de acuerdo con Berger y Luckmann (ob. cit.) es comprender la realidad humana como realidad construida socialmente, una realidad de la vida cotidiana  que se organiza en el “aquí” y en el “ahora”, en el que el lenguaje es esencial para su entendimiento, debido a que requiere, según estos autores, construir zonas de significados o identidades (campos semánticos) en la situación cara a cara, en la que el lenguaje posee una cualidad inherente de reciprocidad que lo distingue de otro sistema de signos. Esto se debe de acuerdo con Schütz (1974) a que “El mundo de la vida cotidiana en el cual nacemos es, desde el primer momento, un mundo intersubjetivo. En el problema filosófico de la intersubjetividad se halla la clave  de la realidad social”. (p. 19). Continúa este autor (1993) citado por Dukuen (2010): “El interés por el significado en la vida ordinaria, se enmarca en la problemática de la significación de la acción  en el mundo de la vida”. (p. 41). A respecto, señala Dukuen (ob. cit.): “… los sujetos deberán reflexionar y comprender sus vivencias pre-predictivas mediante esquemas  interpretativos para que tengan  sentido para sí: el significado subjetivo es una explicación que el sujeto se da de su propia conducta o de la de otros”. (p. 45). 

     Esto, naturalmente conlleva a una interpretación  subjetiva de sentido porque “… el actor se ubica e interpreta una situación dada en función  de su subjetividad y corresponde, a elementos de su situación  biográfica… la acción no está aislada, desvinculada de otra acción, ni divorciada del mundo”. (Schütz, ob. cit., pp.23-24). Partiendo de esta idea, este investigador señala tres aspectos básicos de la socialización del conocimiento: Es recíproco de perspectivas; de origen social el conocimiento y de distribución  social del conocimiento.; este último aspecto, sólo una pequeña  parte se origina de la experiencia personal, el resto es de origen social. Para Schütz (ob. cit.), y para estos autores, por él citado: James, Bergson, Dewey, Husserl, Whitehead [concuerdan] en afirmar que todo el conocimiento del mundo tanto en el pensamiento de sentido común, de la vida cotidiana como en el de la ciencia, supone construcciones mentales, síntesis, generalizaciones, formulaciones e idealizaciones del nivel respecto de la organización del pensamiento. Una nueva ciencia, y de modo muy particular, una nueva ciencia de la historia, debe tener, entre otras cosas, de acuerdo con Martínez (1999) debe tener, entre otras cosas, a la búsqueda de orientación lógica, dialéctica, sistemática, interdisciplinaria, constructivista, humanista, que haga justicia social y a la vida humana cotidiana, que sea al mismo tiempo rigurosa en términos de sistematicidad y criticidad.

     En esta argumentación, cabe mencionar  lo señalado por Taylor y Bogdan (1994) que para entender los fenómenos sociales —y un relato de vida lo es— es necesario acercarnos a él desde la propia perspectiva del actor. En esta idea, no quiero dejar de lado los aportes que puede ofrecer la Microhistoria Mexicana de Luís González entrevistado por Hernández López (2005) al método biográfico y al relato de vida, que es la recomendación de revisar conceptos, prácticas, métodos, fuentes para el manejo macro y micro de los fenómenos sociales desde otras perspectivas, y estructuras temporales y espaciales para referirse a la vida cotidiana de la gente de un ser en su propio medio, para poder hablar del hombre común y corriente, buscar ciertos fondos del ser humano que no aparecen  en la historia nacional, mucho menos en la filosofía  de la historia, que es el caso del relato de vida de Armando Hernández Quintero, que es el personaje que me propongo estudiar en mi Tesis Doctoral. Luís González recomienda para este tipo de estudio recurrir al relato oral, a los recuerdos de la gente, a las variedades de archivos municipales, parroquiales y familiares. Contribuye además a divulgar lo que dice el pueblo en relación  al mundo global en que vivimos.

     Un aporte fundamental para el estudio que pretendo acometer, es el planteamiento de la Historia Regional de Carlos Martínez Assad entrevistado por Hernández López (ob. cit.), referente a la conseja que no se debe tener miedo de teorizar, de discutir con libertad nuevas ideas en el campo de la historiografía, pues esto impide que aparezcan nuevas ideas en el panorama cultural. En un sentido estricto contribuye  a conocer más al país por este enfoque y al incremento a este tipo de estudio abriendo otros horizontes en el campo de la historia, problematizar y discutir nuestras propias cosas de nuestro entorno y conocer las dinámicas de las localidades y regiones.

     En relación a los aportes de la Nueva Historia, cabe mencionar a lo señalado por Burke (1996, 2006), ésta ha contribuido  a la expansión  del universo de los historiadores y a la independización de la historia social de la historia económica abriendo otros espacios válidos para estudios  historiográficos y similares, y de esta manera hacer historia de una manera distinta a la que se hacía hasta ahora, es decir estudiar al hombre en muchos planos de la vida, y no sólo en la camisa de fuerza de la política y la celebridad o atrapado en las relaciones de producción del materialismo histórico, sin ignorar sus posibles aportes fundamentales a la ciencia. La revisión de una gran variedad de pruebas y su carácter inter y multidisciplinario para llegar a lo que Burke denomina la “Historia desde Abajo”, que es un gran logro de esta nueva manera de hacer historia como lo es la historia cultural.

Conclusiones

     No quiero dejar de lado para ir cerrando este trabajo, lo planteado por Medina Rubio (1993) en el campo de la Historia que puede ser de utilidad para los relatos de vida, es no olvidarnos que la historia, de cualquier forma, es la historia de los hombres en las sociedades: mundial, continental, nacional, regional y local. Es la memoria colectiva de los hombres enmarcada en el espacio y tiempo, es la reconstrucción  e interpretación con lo que se pretende comprender y explicar los hechos y los fenómenos del pasado.
     Creo además pertinente, para la elaboración de mi futuro Proyecto de Tesis Doctoral de acuerdo con los valiosos aportes del curso Historia Regional y Local, es considerar que el contexto actual se caracteriza por ser: plural (existen múltiples juicios en el campo de la historia), incierto, fragmentado, desordenado; y de confusión teórico-metodológica posiblemente por la falta de un paradigma historiográfico que señale nuevos caminos en la historiografía. Cierro con esta frase de Thomas Kuhn (2004, pp.114-115): “El fracaso de las reglas existentes es el que sirve de preludio a la búsqueda de otras nuevas”.
    
Referencias

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