jueves, 10 de agosto de 2017

Historia Regional y Local






REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS
SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CULTURA Y ARTE PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE


Curso: Historia Regional y Local
Profesora: Dra. Elina Lovera Reyes
Participante: Manuel Bas. CI. 8203033
Caracas, 14 de noviembre de 2016


MICROHISTORIA MEXICANA DE LUÍS GONZÁLEZ,  MICROHISTORIA ITALIANA DE CARLOS MARTÍNEZ ASSAD E HISTORIA REGIONAL DE CARLOS MARTÍNEZ ROJAS, TRES MANERAS DE HACER HISTORIA
(Resumen)

Introducción


    Este resumen refiere el diálogo entre Conrado López Hernández (Moderador) con los historiadores Luís González representante de la Microhistoria Mexicana, Carlos Martínez Assad exponente de la Microhistoria Italiana y Carlos Aguirre Rojas expositor de la Historia Regional. Se sabe que el debate de la Microhistoria e Historia Regional en el campo de la historiografía contemporánea se caracteriza por tener diversas posturas. Sin embargo es referencia obligada, al menos en México, la clásica Microhistoria de San José de Luís González, del Colegio de Michoacán con su línea de investigación sobre estudios regionales, así como también los planteamientos de Rojas, y Assad.

     Una de las premisas en estos tiempos, en esta Institución, es la revisión de conceptos, prácticas, métodos, fuentes para el desarrollo macro y micro de los fenómenos sociales e históricos; no sin atender además, la exploración de perspectivas y estructuras temporales y espaciales nuevas para ahondar más en esta temática. En este contexto, Conrado López Hernández, elaboró un cuestionario con base a cuatro (4) preguntas dirigida a los tres (3) connotados historiadores arriba mencionados, vinculadas a la problemática referida a la Microhistoria Mexicana, Microhistoria Italiana e Historia Regional que se presenta en líneas siguientes.

Definición de Microhistoria


     Para Carlos Aguirre Rojas en relación a la microhistoria, apunta que hay que aclarar diferentes puntos de contacto entre estas tres visiones (Microhistoria Mexicana, Microhistoria Italiana e Historia Regional) que son, con independencia, distintas maneras de hacer historiografía. Para este autor, la Microhistoria Mexicana de Luís González y la Microhistoria Italiana que arranca de los años setenta en adelante son modelos históricos muy diferenciados entre sí, son, no obstante, antípodas uno del otro. La Historia Regional, por ejemplo, es un campo de estudio que difiere de estas dos. La Microhistoria Italiana tiene como objetivo no estudiar las pequeñas cosas, ni las pequeñas anécdotas, ni los pequeños procesos; no estudia obras de arte, ni biografías de personalidades; el error más frecuente es tratar de identificar a la Microhistoria Italiana con la Historia Local, que naturalmente no son equivalentes. El nivel micro no es su objeto de estudio, sino que parte de una hipótesis macrohistórica y de problemas macrohistóricos, para luego descender a ese nivel “micro”, empleado como espacio de experimentación histórica, para someter a prueba las hipótesis macrohistóricas, que es lo que le interesa a la Macrohistoria Italiana.

      En cambio la Macrohistoria Mexicana es una versión tradicional de la Historia Local; la Microhistoria Italiana es una compleja lectura de la construcción y explicación macrohistóricas que se emplea a nivel micro como experimentación. Por su parte la Historia Regional tiene como objetivo el estudio de la región, dar cuente explicativa de ese territorio, que, naturalmente tiene más dimensión  que la localidad, por tanto a la Historia Local; lo cual hace diferir de la Microhistoria Mexicana o Historia Local. A ello hay que acotar lo complejo de definir lo que es región. La mexicana, la italiana y la regional son tres proyectos distintos: la Historia Regional (Carlos Aguirre Rojas) su objetivo es dar cuenta sobre la región; la Microhistoria Mexicana (Luís González) tiene por objeto es estudio a nivel local; la Microhistoria Italiana (Carlos Martínez Assad)  tiene como meta construir complejos modelos macrohistóricos empleando un trabajo específico en el nivel micro.

     Para Luís González la Microhistoria se refiere a la vida cotidiana de la gente de un ser en su propio medio, para hablar del hombre común y corriente. No emplea la Microhistoria para hablar de la Historia Local, sino para buscar ciertos fondos del ser humano que no aparecen en la Historia Nacional, mucho menos en la Filosofía de la Historia de que se ocupan los filósofos de la historia a quienes les interesan los cambios acontecidos por la humanidad a lo largo del tiempo, en la que se emplean pocas fuentes de conocimiento histórico; pero sí las ideas sobre el hombre en general, la que divide al mundo en algunos cientos de Naciones-Estados, que se designa con el nombre de Historia, que, no obstante, es la historia que va a hechos concretos aunque después se obtengan conclusiones generales que involucren a la humanidad y a todo el Universo.

     Por su parte para Carlos Martínez Assad el significado de la Microhistoria e Historia Regional lo plantea como un problema de enfoque, y planteamientos muy diferenciados. Este autor refiere la obra de Luís González: “Historia Universal de San José de Gracia” en la que con severa crítica afirma que cualquier localidad, cualquier pueblo está en la historia por muchas razones y no solo  por sus batallas y héroes patrios; sino porque todo lo que ocurre en diferentes lugares es parte de la historia. La Historia Regional para Martínez Assad es una perspectiva de análisis que se sitúa en un país, en una nación, que se construye y se reconstruye así misma todos los días.

Rasgos Metodológicos

     En relación a los rasgos metodológicos sobresalientes de la Microhistoria Italiana, para Carlos Aguirre Rojas son  tres paradigmas: el paradigma del cambio de la escala de análisis en el cual se desarrolla la observación histórica, el paradigma de análisis exhaustivo e intensivo  del universo microhistórico, y el paradigma indiciario. De esta forma se puede articular de manera compleja la Macrohistoria con los distintos niveles menores  microhistóricos, en este caso, el objetivo no es dar cuenta de la realidad específica, sino construir modelos macrohistóricos. Para Luís González la microhistoria en su perspectiva metodológica se sustenta en recurrir a la historia oral, a los recuerdos de las gentes, a archivos municipales y parroquiales, que fue la manera como este investigador desarrolló su obra: “Historia Universal de San José de Gracia”. Para Carlos Martínez Assad los rasgos metodológicos más importantes de la Historia Regional es que permite acercarse de otra manera, y con una forma de trabajo que rescata diversidades de acontecimientos, personalidades que no habían sido reconocidas y tomadas en cuenta por la historia oficial, como fue el caso de Tomás Garrido Canabal, quien no aparecía en la Historia de México.

Tendencia Global en América Latina y México


     En relación si la Microhistoria Italiana es una tendencia global de la historia de la historiografía (historia de la historia), Carlos Martínez Rojas  considera que es una rama poco frecuentada y escasísima desarrollada, y sí se hace, es de manera muy empírica y limitada, hay pocos historiadores de la historia en México como es el caso de Severo Mirón. La historia de la historiografía en México consiste en resumir el contenido de un libro, sin que muchos historiógrafos de la historiografía sean nunca capaces de explicar el contexto en qué una obra histórica es producida o cuáles  son las implicaciones intelectuales que les corresponden, cuáles son los debates implícitos y explícitos en los que se insertan. Le falta además, desarrollo teórico más serio y sistemático (horror a la historia). En esta idea, para Luís González no hay en México un estudio sistemático de la historia. Por su parte, sobre este tópico, Carlos Martínez Assad argumenta que existe un terror a la teoría, argumento este que coincide con los dos historiadores  antes nombrados, ha existido escaso debate sobre la historia de la historia, existen además dificultades para problematizar, para superar algunos planteamientos, y discutir con libertad y aceptar echar abajo algunos mitos, algunas ideas que impiden otras nuevas que se vayan imponiendo en el panorama cultural.

Balance de los Trabajos de Microhistoria e Historia Regional en México

     La Microhistoria Italiana, haciendo un balance de la influencia ejercida en América Latina y México y su perspectiva futura en la historiografía contemporánea, Carlos Aguirre Rojas considera que hay una difusión bastante desigual, en ella existen dos subramas: la primera, abarca la historia económica, la historia social y la historia demográfica, una variante de la (Microhistoria Italiana) que está asociada a dos personalidades: Edoardo Grendi y Giovanni Levi; la segunda, segunda corriente o variante, se refiere a la historia cultural asociada a Carlo Ginzburg que es la más difundida de estas dos corrientes, sus obras se encuentran difundidas por todo el mundo, están traducidas en  20 idiomas y Ginzburg, es sin dudas, un personaje mundialmente conocido, lo que viene a justificar su influencia en el contexto historiográfico actual. Por su parte la obra de Edoardo Grendi desafortunadamente, aunque muy críticos y sugestivos sus trabajos, están pocos traducidos, algunos de ellos al inglés, y posiblemente alguno que otro fragmento al español además de algunos artículos traducidos a dos ó tres lenguas, por lo tanto su influencia es menor el en el campo de la historiografía.

     Para Luís González, haciendo un balance de los trabajos de microhistoria y regional elaborados en México, según este autor, tiene como meta conocer bien cada uno de los municipios, aunque para algunos sea perder el tiempo hacerles historia a los pueblos sin historia, por lo que para Él es importante saber qué dice ese pueblo en relación a ese mundo global en que se vive. Por su parte Carlos Martínez Assad, considera que sí se hace un balance  de la producción de la historia regional y de sus perspectivas a futuro, lo positivo sería que se conoce más al país por este enfoque. En este sentido, este tipo de estudio se ha incrementado, sin embargo hay que problematizar para diferenciar qué es Historia Regional y qué son monografías de los Estados y Municipios, así como también los aportes de muchos elementos para el estudio de la historia de México; y el conocimiento del entorno y de la necesidad del empleo de la Geohistoria para entender los movimientos que se van a albergar o a tener en ciertos lugares. Sin embargo, para este autor, en la producción  de la historia regional mexicana no todos los trabajos están cruzados por matrices que permitan definirla como historia regional, no obstante, Carlos Martínez Assad, le ve un gran futuro a la Historia Regional mexicana.

Conclusiones

     Está abierto el debate entre la Microhistoria Mexicana, la Microhistoria Italiana y la Historia Regional por sus variadas posturas; no sólo entre ellas sino también por las posturas reduccionista y dogmática de cómo se ha concebido la historia tradicionalmente, una historia con vacíos, que obvia acontecimientos por no tener realce “universal” según el criterio de algunos historiadores. Esto ha obligado la revisión de conceptos, prácticas, métodos, empleo de fuentes históricas cada vez más creciente y versátil, nuevas perspectivas y maneras de enfocar los problemas históricos desde el punto de vista de tiempo y espacio y en los niveles macro y micro.

      Estas tres visiones de hacer historia son tres proyectos intelectuales diferentes entre sí, pero necesario para el estudio de una realidad crecientemente, dinámica y compleja a la que se enfrenta el historiador, que es uno de los grandes retos hoy.

     El objetivo de la Microhistoria Italiana es plantear hipótesis y problemas macrohistórico, para luego descender a nivel micro como ejercicio experimental y de comprobación o rechazo de la hipótesis de trabajo. Su objetivo no es dar a conocer una realidad específica sino construir modelos macrohistóricos, para realizar estudios más bien globales.

     La Microhistoria Mexicana es una versión tradicional de la Historia Local; por su parte la Historia Regional tiene por objeto de estudio la región, dar cuenta explicativa de los problemas que enfrenta. El problema de primera mano que enfrenta esta postura es que el concepto de región es polisémico, complejo. Hay que advertir que no se debe entender a la Microhistoria Italiana como sinónimo de historia local.

      En relación a la perspectiva metodológica, la Microhistoria Mexicana recurre al relato oral, a los recuerdos, a los archivos parroquiales y municipales, pone al historiador en el terreno y  de algún modo hace visible lo que invisibiliza la historia General y la Universal, poniendo de relieve a: personajes, acontecimientos que no aparecen en la historia oficial. Hay que trascender el horror a teorizar, superar las dificultades para problematizar, se hace necesario revisar algunos planteamientos, discutir con más libertad nuevas ideas, echar abajo los viejos mitos, fábulas per se anacrónicos en nuestro tiempo.

     Haciendo un balance gracias a los trabajos de manera particular de los tres autores aquí presentados, la Historia Regional y la Historia Local, al menos en México, se conoce cada uno de los municipios de manera más completa, lo que permite saber lo que dice el pueblo en relación al mundo global en que habita. Se hace oportuno delimitar mejor los problemas históricos, penetrar aún más en el estudio del crecimiento del entorno para conocer mejor los procesos migratorios en ciertos lugares; y el empleo de la Geohistoria.

     Una de las fortalezas hoy de la historiografía es el hecho de que se han incrementado los estudios sobre Historia Local, Historia Regional y Microhistoria Italiana lo que ha permitido plantear otras perspectivas distintas a las tradicionales oxigenando los estudios históricos, y cambiando la visión de lo que se entendía por historia mediados del siglo XX y hasta recientemente, esto, desde luego, es un gran avance en el campo de la historiografía. Hacer historia, es, naturalmente, abrir todas las posibilidades que se tiene a la mano para conocer el pasado humano y ensayar nuevas formas de teorizar con el empleo de nuevos métodos, recursos y las más variadas fuentes.
    
Referencias


   Hernández López C. (Moderador). (2005). Mesa Redonda: Microhistoria Mexicana, Microhistoria Italiana e Historia Regional. [Entrevista a Luís González, Carlos Martínez Assad y Carlos Aguirre Rojas].Relaciones (Versión Impresa). Invierno. Año/Vol. XXV. no. 101. (pp. 193-224. Centro de Estudios Históricos, Colegio Michoacán: Zamora, México.






REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS
SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
DOCTORADO EN CULTURA Y ARTE PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Curso: Historia Regional y Local                                                        
Profesora: Dra. Elina Lovera
Participante: Manuel Bas
Caracas, 28 de noviembre 2016


DE LA CIUDAD COLONIAL A LA REGIÓN HISTÓRICA DE TARCILA BRICEÑO
(Resumen)

INTRODUCCIÓN

     El propósito de este resumen es, extraer, en gruesas líneas, los elementos más fundamentales, en criterio del autor, del artículo: “De la Ciudad Colonial a la Región Histórica” de la Dra. Tarcila Briceño de Bermúdez, publicado por el Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry” del Instituto Pedagógico de Caracas (I.P.C.) en la Revista Tiempo y Espacio, Vol. XV, No. 29-30, para ser debatido en aula en el contexto del curso Historia Regional y Local a cargo de la Dra. Elina Lovera del Doctorado en Cultura y Arte para América Latina y el Caribe del I.P.C.

DE LOS PROCESOS HISTÓRICOS

     Tradicionalmente los historiadores han estudiado los procesos históricos en un marco temporal, pero pocas veces, en su análisis han considerado la relación existente con el espacio geográfico, olvidando, que la Historia y la Geografía, como las demás Ciencias Sociales se complementan. No obstante, la comprensión del espacio en su sentido histórico es fundamental; así como también lo condicionante que pudiera implicar el espacio geográfico como factor condicionante de los acontecimientos históricos, un espacio por demás cambiante, dinámico, que surge de la resultante de múltiples relaciones del hombre con su medio y en unas condiciones históricas determinadas. Esto, de entrada, lo advierte la autora estudiada, y lo comparte quien escribe estas líneas.

EL EMPLEO DEL CONCEPTO DE REGIÓN

     El concepto de Región en su sentido técnico arranca, según Briceño de Bermúdez (1998) en el siglo XIX y principios del XX con lo que se conoce como la escuela Vidaliana (Vidal de La Blache su fundador). No se debe dejar de lado, señalar el aporte fundamental sobre el concepto de región que aportó en 1908 Lucien Gallois con su trabajo: “Régions Naturelles et Noms de Pays (Regiones Naturales y Nombres de los Países, Trad. del investigador), quien considera que la verdadera región es la natural, dentro de la cual identificaba la región económica, la región histórica y la región administrativa, Claval (1974) citado por Briceño de Bermúdez (1998). La región es, per se, una región concreta de extensión variable. Luego de los cambios acontecidos después de la Segunda Guerra Mundial, en relación al ordenamiento del espacio geográfico, comienzan a aparecer nuevas conceptualizaciones y nuevos enfoques en materia de estudio regionales, que son, no obstante, las exigencias de un nuevo orden mundial.

CONCEPTUALIZACIÓN DE REGIÓN

     Para Pierre George, J. Tricart y Bernard Kayser citado por Guevara (1977) en Bermúdez (ob. cit. p. 12) la región es “…un campo magnético, desde donde y hacia donde radian las influencias en diferentes direcciones y a diferentes escalas” (Región Funcional).  Pierre George y Bernard Kayser citado por Briceño de Bermúdez (1998, ob. p. 12) introducen el concepto de “Región Activa” como un “…espacio preciso, pero no inmutable inscrito en un marco natural dado, y que responde a tres características esenciales: los vínculos existentes entre sus habitantes, su organización en torno a un centro dotado de cierta autonomía; y su integración funcional en una economía global”. Estos autores, consideran además a la región como un espacio polarizado que se organiza en torno a la ciudad o metrópoli.

     La región funcional está asociada al proceso de industrialización propio del mundo capitalista e implica autonomía económica y autocrecimiento, concentración de capitales e inversiones. Para Ramón Tovar “es un producto histórico avanzado de las economías mercantiles de la civilización industrial de nuestro tiempo” (Bermúdez de Briceño, ob. cit., p. 14). Los historiadores cuando emplean como sinónimo la región histórica y región funcional consideran la ciudad en su papel jerárquicamente estructuradora, lo que a menudo se prestan a confusión ambos términos, siendo de naturaleza diferente. La condición de ciudad, no estuvo en correspondencia con la de categoría urbana, sino más bien con una connotación jurídica.

LA CIUDAD DEL SIGLO XVI

     Las ciudades fundadas en el siglo XVI coinciden con la actual delimitación de entidades federales, en criterio de González (1998) citado por Briceño de Bermúdez (ob. cit.), en ella conviven vivencias, costumbres, problemas y soluciones, intereses, que con el correr del tiempo pasan a ser parte de la memoria colectiva de la comunidad. La ciudad colonial como sede del poder municipal, sirvió no sólo para incubar un sentimiento de pertenencia, sino que permitió, a sus vecinos el ejercicio de ciertos derechos que los condujeron al ejercicio de la autonomía local, y a emanciparse de la Corona de España. De algún modo, contribuyó, la figura de ciudad, que según Uslar Pietri, Vallenilla Lanz, Briceño Iragorry, a la identificación de la región con el poder municipal, además de su importancia y trascendencia en nuestra identidad nacional.

UNA MIRADA A LA CIUDAD DEL SIGLO XIX

    En el siglo XIX, la ciudad continúa el proceso de conformación de las identidades regionales, paralelamente al desarrollo del proyecto de Nación, lo que pone visible la vida política nacional y regional. Para Guillermo Morón (1953) citado por Briceño de Bermúdez (ob. cit.) la ciudad colonial es la base de nuestra soberanía, simiente de la República, para ésta, fue el gobierno como en los tiempos clásicos. Para Francois Xavier Guerra en su obra “Modernidad e Independencia” la ciudad colonial jugó un papel de trascendencia en la unidad territorial de América Hispana: los reinos y las ciudades; los primeros, se corresponden contrarios a los reinos peninsulares, como entidades no muy bien configuradas como se puede observar en los cambios administrativos ocurridos a lo largo del siglo XVIII, y la creación de nuevos virreinatos, fundamentado en la construcción de una identidad relacionada con el imaginario religioso, como a los cultos a la imagen de la Virgen de Guadalupe en la Nueva España y la de Santa Rosa de Lima en el Perú, responsable de algún modo del proceso de conformación de parte de nuestra identidad.

EN OTRAS PARTES DE AMÉRICA HISPANA

     En otras partes de América española, aunque se encuentra elementos propios de los reinos, son circunscripciones administrativas del Estado, superpuestas a una serie de unidades sociales de un ámbito territorial, estas unidades son las formadas por el territorio de una ciudad principal; capital de una región con sus villas y pueblos, aunque no es posible generalizar por lo complejo de estos procesos formativos sobre todo en la conformación de espacios bajo la tutela de una ciudad. Por ello, para poder darle una explicación coherente a estos espacios como categorías sociales habría que considerar todo el proceso histórico que penetró el desarrollo de vínculos, intereses y representaciones para construir, a lo largo del tiempo nuestra compleja identidad cultural, no sin olvidar lo que apunta Guerra (1998) (ob. cit.) que la ciudad con su territorio y las ciudades dependientes como unidad política de base de toda América Hispana se fundamentó en un complejo proceso conflictivo que se agravó en el período de la independencia.

     Mirando en retrospectiva el siglo XIX se puede observar que prosigue el proceso de conformación de identidades regionales en simultáneo con el desarrollo de Nación; también en proceso de formación, lo que deja claro la situación de la vida nacional y regional, que se hace visible con los cambios frecuentes en las demarcaciones político-administrativo a lo largo de todo el siglo. Muchas de ellas son anexiones arbitrarias que dieron origen  a permanentes rechazos por parte de los vecinos, en este contexto, cabe recordar lo ocurrido en 1881 en Los Andes de Táchira y Trujillo, y al sur del país, en Ciudad Bolívar, que implicaba la unión de Guayana con Apure, que dio también origen a fuertes conflictos, en la que subyace el viejo sentimiento autonómico que por siglos albergó la convivencia de la vida civil.

CONCLUSIONES
     La tradición de historiadores ha estudiado el hecho histórico sólo en el marco temporal dejando de lado el estudio del espacio geográfico, que se puede abordar desde una visión geohistórica, de manera complementaria. El concepto de región es polisémico, y arrastra toda una tradición histórica que arranca del período colonial. Está sujeto a constantes cambios, no es una categoría inmutable.

     El ordenamiento del espacio geográfico ha cambiado sustancialmente en el tiempo así como también el enfoque en materia de estudios regionales; que viene a corresponderse con el nuevo orden mundial y con las características geohistórica particulares temporo-espacial. En la región subsisten y conviven costumbres, vivencias, problemas e intereses que con el correr del tiempo pasan a ser parte de su memoria colectiva.

     La región está sujeta a permanente cambios que están en correspondencia con sus habitantes, organización y economía global. Esto lleva implícito un concepto de región cambiante, que obliga a un permanente reordenamiento del espacio que obedece también a los cambios demográficos a los que incesantemente están sometido hoy el espacio geográfico, sumado a esto, hay que considerar los nuevos enfoques en esta materia, así como también el mundo global.

     El proceso conformación de identidades regionales continuó paralelamente al desarrollo del proyecto de Nación, que puso en evidencia la vida política nacional y regional; jugando un papel decisivo además en la unidad territorial de América Hispana a lo largo de la historia desde los tiempos coloniales hasta el presente. Y no ha estado ausente de conflictos su conformación, un espacio que se hace y deshace cada día. El estudio de la  región contribuye además, a conocer desde abajo, espacios desde un punto de vista geohistórico, que desde la perspectiva tradicional de la historia y la geografía no son visibles, gracias a la integración de diversos métodos y fuentes, y el empleo inter y transdisciplinario de las ciencias.
    
REFERENCIAS

Briceño de Bermúdez, Tarcila. (1998, Julio-Diciembre). De la Ciudad Colonial a la Región Histórica. Tiempo y Espacio. Vol. XV, No. 29-30. Caracas: Instituto Pedagógico de Caracas, Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño-Iragorry”, pp. 9-22.










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