sábado, 9 de mayo de 2015

EL CONOCIMIENTO




EL CONOCIMIENTO

Esp. Hernández, Víctor Argenis & M. Sc. Bas, Manuel

        Hablar de conocimiento, aunque es una palabra que usamos cotidianamente, sin darle una connotación específica, no es una tarea fácil. Cuando se hacen preguntas tales como: ¿Qué es el conocimiento? ¿Cuáles son los fundamentos del conocimiento? ¿Cómo se hace posible el conocimiento? o ¿Cuántos tipos de conocimientos existen? Se complica la situación.

        El Diccionario de la Real Academia Española (Ed. 21, 1992) nos indica que el conocimiento es, en términos de lo que nos ocupa aquí lo siguiente:          “1. Acción y efecto de conocer. 2. Entendimiento, inteligencia, razón natural. 3. Conocido ( persona con quien se tiene algún trato, pero no amistad). 4. Cada una de las facultades sensoriales del hombre en la medida en que están activas”, (p. 544). Tampoco se aclara mucho el concepto, un primer intento de los autores por definir la palabra es: la acumulación y manejo de información, dentro del ser, que tiene como finalidad la satisfacción de alguna necesidad.

        Para los Griegos, en especial para Platón, seguidor de Sócrates, maestro de Aristóteles y creador de la Academia, había una conexión entre el conocer y la realidad, cómo llegar a tener la certeza de que lo conocido tenía una aproximación aceptable a lo real, a lo que realmente es. De ahí la famosa alegoría de la caverna, donde un hombre creía conocer su entorno y lo único que había captado eran las proyecciones de las sombras de los objetos y seres que transitaban por ella, mostrando así que lo observado no tiene que ser necesariamente la realidad. Su teoría más conocida es la de las Ideas o Formas (eidos). En ella se sostiene que todos los entes del mundo sensible son imperfectos y deficientes, y participan de otros entes, perfectos y autónomos (Ideas) de carácter ontológico muy superior, y de los cuales son pálida copia de la realidad, que no son perceptibles mediante los sentidos —“mundo inteligible”—.

Cada Idea es única e inmutable, mientras que, las cosas del mundo sensible son múltiples y cambiantes. La contraposición entre la realidad y el conocimiento es la única forma de acceder a la realidad inteligible, mediante la razón y el entendimiento; el papel de los sentidos queda relegado y se considera engañoso. En la Edad Media, la filosofía retomó este enfoque, al tratar de entender cuán fiable es la relación  entre lo real y el conocimiento que tenemos de esa realidad. Es interesante el hecho de que Platón escribió la mayoría de sus trabajos en forma de diálogos, una serie de preguntas y respuestas sobre un mismo tema, que lo van desarmando en sus partes más sencillas, para luego ser sometidos a una reconstrucción que incorpore los detalles, tomados como ciertos, provenientes del diálogo.

Francis Bacon (1561-1626) en el Novum Organum, (1620) propuso un método para obtener el conocimiento científico o método científico, resumiendo lo siguiente:

1.   Observación: Observar es aplicar atentamente los sentidos a un objeto o a un fenómeno, para estudiarlo tal como se presentan en realidad, puede ser ocasional o causalmente.

2. Inducción: La acción y efecto de extraer, a partir de determinadas observaciones o experiencias particulares, el principio particular de cada una de ellas. De lo particular a lo general.

3.  Hipótesis: Planteamiento de solución del problema, mediante la observación siguiendo las normas establecidas por el método científico.

4.   Probar la hipótesis por experimentación. Se deben diseñar experiencias que apoyen, con sus resultados, lo planteado en la hipótesis.


5.   Demostración o refutación (antítesis) de la hipótesis.

6.   Tesis o teoría científica (conclusiones).

        Rene Descartes (1596-1650) dirige sus esfuerzos a encontrar la forma de llegar a conocer de una manera confiable la realidad, escribió dos obras importantísimas: El Discurso del Método y Las Reglas de la Mente, en las que trata de establecer una metodología para conocer realmente y busca un principio en el cual basar todas sus conclusiones e inferencias posteriores (lo que Kant más tarde va a llamar conocimiento a priori), lo ubica en el Cogito Ergo Sum, que implica que para pensar debo existir, si no existo, no soy capaz de pensar y, a su vez se concibe el hecho de la toma de consciencia de la propia existencia, el darse cuenta de que se existe. Descartes comienza su obra con una sentencia demoledora “El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisión de él, que aún los más descontentadizas respecto a cualquier otra cosa, no suelen apetecer más del que ya tienen” (Descartes Rene, tr. 1980,p.35). Continúa Descartes el método  de una causa casi fortuita, pero presenta un qué; el método y un para qué; aumentar y elevar el conocimiento, según plantea al decir que:

 “…puedo decir que creo que fue una gran ventura para mí el haberme metido desde joven por ciertos caminos, que me han llevado a ciertas consideraciones y máximas, con las que he formado un método, en el cual paréceme que tengo un medio para aumentar gradualmente mí conocimiento y elevarlo poco a poco hasta el punto más alto que la mediocridad de mí ingenio y la brevedad de mí vida puedan permitirle llegar” (Ibídem).
        Otro comentario interesante de Descartes dice: “Mas habiendo aprendido en el colegio que no se puede imaginar nada, por extraño e increíble que sea, que no haya sido dicho por alguno de los filósofos, y habiendo visto luego, en mis viajes, que no todos los que piensan de modo contrario al nuestro son por ello bárbaros y salvajes, sino que muchos hacen tanto o más uso que nosotros de la razón…” (Descartes, ob. cit. p. 47). De esta manera expresa que no necesariamente lo dicho por un pensador reconocido, tiene que estar por fuerza en lo correcto y, además, si se limita el pensar, solamente a lo que ha sido dicho, eso implicaría vetar a la creatividad. Otra faceta es que no se puede colocar a todos los seres humanos bajo una sola y única visión de las cosas, siempre hubo y habrá diferentes opiniones sobre un mismo tópico, razón por la cual, los dogmas ideológicos, a través de la historia, han terminado en fracaso, dándole paso a los Parlamentos, en los que se Parla, se habla, acerca de los tópicos de una comunidad y se llegan a acuerdos consensuados, aceptados por una mayoría de los interesados.

        El método propuesto por Descartes se puede resumir en cuatro fases:

1.-No admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así era.
2.-Dividir cada una de las dificultades que examinare, en tantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución.
3.-Conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente.
4.-Hacer en todos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada.

        Este método propuesto por Descartes, coloca en evidencia los principios de certeza, de análisis, de suficiencia y de prueba, bases del moderno método científico, es de hacer notar además que Descartes introduce, en el mundo de las matemáticas el sistema Cartesiano, que permite representar el comportamiento de una variable en función de otra, en un plano con dos ejes perpendiculares entre sí, lo que ha permitido desde ese entonces, visualizar, de una manera clara, los comportamientos de las variables, en particular las que son en función del tiempo.

        David Hume (1711-1776) “Hume ha sido considerado con frecuencia como un “crítico del conocimiento” y sobre todo como un crítico de las nociones de sustancia y de causa …como el autor que llevó a  culminación el Empirismo Inglés” (Mora Ferrater, 2001. T-II, p´. 1707). Esto nos presenta a un Hume revisionista de Descartes, de este último, arranca  el criticismo de Kant, quien al igual que Habermas niega que el conocimiento sea un “acto intelectual puro”. Hume ha seguido hasta sus últimas consecuencias el camino señalado por Bacon, incluso lo convierte en un sensualismo cuyas ideas son una especie de impresión intuitiva, un mundo de representaciones cargado de escepticismo que refleja la incapacidad de la verdad metafísica. (Julián Marías, 1980).

     En Hume el conocimiento es la realidad convertida en percepción, en experiencia, en idea; estas ideas que no llegan a formar cosas,  no son más que ideas, impresiones  subjetivas, es decir escepticismo, porque no se refiere a la realidad en últimos términos, sino a cómo se interpretan, no es la cosa en sí como veremos en Kant. Por ello señala que las impresiones sensibles—de los sentidos— son más reales que las imaginadas; este planteamiento  puede conducir a la creencia de que lo representado es la realidad misma, que se da a través de un proceso asociativo dado por nuestra experiencia. (Julián Marías, ob. cit.). Cabe advertir haciendo juicio de las opiniones de Hume, que toda percepción directa e inmediata de algo y las sensaciones solo aparecen como elementos abstractos (abstracciones); no realidades.  Ninguna representación puede ser una copia exacta de la realidad, ni la expresión del mundo tal cual es; sino de tal cual lo vemos, lo percibimos, es por ello  una abstracción que se hace del mundo, no el mundo en sí, o lo que Kant va a llamar más tarde la “cosa en sí”. Se acepta como convencionalismo que, por lo menos hay dos fuentes de conocimiento, las externas a la mente, las que se producen por medio de sensaciones, de los sentidos y las internas que proceden del pensar, del razonar, del reflexionar, como las matemáticas; pero no de ningún modo como una copia de la realidad, sino como una subjetivación del mundo, como veremos más tarde con Kant.

        La filosofía kantiana tiene su raíz en la de Descartes, por ello se plantea Kant, citado por Julián Marías, (1980) un conocimiento trascendental, es decir, el ser de las cosas no es real, sino trascendental, es decir, de aquí formula una teoría del conocimiento que será el puente entre el “yo” y las cosas. Esto precisamente no lo advirtió Descartes. Por ello para Kant el conocimiento es conocimiento de las cosas, y las cosas son trascendentes en mí, es decir, conocer los fenómenos—las cosas en mí— (trascendental). Desde aquí comienza Kant a advertir o diferenciar entre el fenómeno y —la cosa en sí— (noúmenos), la cual no es accesible, no puedo conocerlas, porque si las conozco ya están en mí, afectadas por mi subjetividad, continúa Kant, las cosas en sí no son espacio-temporal, por lo tanto no puedo conocer lo que está fuera de estas dos coordenadas, de allí nace su escepticismo crítico.

Entendiendo por aprehender, como, según lo expone el Marxismo, tomar el conocimiento de la realidad, colocarlo dentro de uno mismo, hacerlo parte del sujeto, mediante la conceptualización cosificativa y devolverlo al mundo exterior como un aporte útil para la humanidad. Entendiendo que el aprehender se da a través de representaciones del objeto y no del objeto mismo, el mapa no es el terreno, ni la fotografía el paisaje, así el concepto no es el objeto. Lenin expone que: “Nuestras sensaciones, nuestra conciencia son sólo la imagen del mundo exterior, y de suyo se comprende que el reflejo no puede existir sin lo reflejado, mientras que lo reflejado existe independientemente de lo que lo refleja” (Lenin, 1975, 74). De donde se entiende, que existe una realidad, que es tomada por el sujeto y, mediante un reflejo de este, lo coloca dentro de sí.  “Si podemos demostrar la exactitud de nuestro modo de concebir un proceso natural reproduciéndolo nosotros mismos, creándolo como resultado de sus mismas condiciones, y así, además, lo ponemos al servicio de nuestros propios fines, daremos al traste con la “cosa en si” inasequible de Kant” (Lenin, 1975: 117) “La conciencia del hombre no sólo refleja el mundo, sino que lo crea…,es decir, que el mundo no satisface al hombre y éste decide cambiarlo por medio de su actividad”, (Lenin, 1987ª, 200-201). Y he aquí, que el conocimiento interiorizado previamente por el sujeto, vuelve al exterior, a la realidad, para cambiar las condiciones del sujeto, quien adapta esa realidad mediante su accionar, para que lo satisfaga. Karl Marx cita en los manuscritos filosóficos y económicos: “…se han hecho amplias combinaciones del poder monetario de muchos participantes con los conocimientos y habilidades científicas y técnicas de otros, a los que está confiada la ejecución del trabajo” (Marx, tr. 2006, p. 103).

        Edmund Husserl (1859-1938) plantea que se “…se hace evidente la crisis de la razón absoluta y universal, de modo que es necesario replantear de aquí en adelante la actividad filosófica con una responsabilidad social como respuesta a los problemas del mundo, que ya no se resuelven desde una razón objetiva, sino que se solucionan en el encuentro de múltiples puntos de vista” (subjetividad). (García, Alejandro, s.f.). Husserl plantea que el conocimiento puro obtenido a través del razonamiento ya no es suficiente para solucionar los problemas del mundo, plantea la polisemia, la necesidad de los encuentros de los diferentes modos de interpretar los fenómenos para poder dar una respuesta o solución útil al hombre en sociedad.

        Ahora bien el conocimiento se le presenta al ser, típicamente al ser humano, de varias manera, entre ellas: Intuitivo: se conoce algo y no se sabe cómo se llegó a conocer, es la sensación de certeza de algo; Inmediato, la aprehensión es inmediata y directa, se coloca la mano al fuego y hay una quemadura, inmediatamente se establece la relación: el fuego quema; Mediato: se deriva de una serie de inferencias y razonamientos, si a es menor que b, y  c es mayor que b, entonces c es mayor que a; A Priori: se acepta sin haberlo experimentado,  que la Tierra es redonda sin haber estado en el espacio y haber observado su redondez; aunque parezca contradictorio, según Kant, es un juicio sintético A Priori; aunque estos a posteriori, están contenido en el saber general de las personas. Por, ejemplo, después de observar, aprehendo el significado: se observa el sol salir por un lado y ocultarse por otro, opuesto: el sol diariamente realiza un movimiento en condiciones parecidas.

        El conocimiento se clasifica de varias maneras, pero en general se acepta la clasificación entre conocimiento vulgar y conocimiento científico, en algunos contextos, que opinión de los autores es algo superado hoy, por un lado en minimizar los saberes generados en los contextos comunitarios, y por el otro en creer que la ciencia una copias exacta o la representación del mundo. Veamos estos planteamientos:  

     Conocimiento vulgar: Llamado también conocimiento ingenuo o directo es el modo de conocer, de forma superficial o aparente las cosas o personas que nos rodean, el ser aprende del medio donde se desenvuelve, se transmiten de generación en generación, es tradicional. Se caracteriza por ser: sensitivo aunque parte de los acontecimientos, el conocimiento se forma con lo aparente, no trata de buscar relación con los hechos. Superficial: no profundiza en el proceso de conocer y sólo hace referencia a la simple observación sensorial, organoléptica. Subjetivo: la descripción, transmisión y aplicación de lo aprehendido depende del capricho y arbitrariedad de quién los observa. Dogmático: se apoya en creencias y supuestos no verificables o no comprobados. Estático: se mantienen sus postulados a través del tiempo, generalmente basados en algún principio de autoridad (Eclesiástica, por ejemplo). Particular: se aplica a casos particulares, no busca la generalización o universalidad del conocimiento. Asistemático: no obedece a un orden lógico, se da en forma aislada, sin conexión con otros elementos que le puedan servir de antecedentes o consecuentes. Inexacto: se basa en pareceres, en doxas, no en determinaciones precisas ni mesurables. No acumulativo: no forma un cuerpo sistemático de conocimientos, son, en general, opiniones aisladas. Sin embargo, este término hoy es duramente criticado por el paradigma cualitativo, debido a que, si esa supuesta ingenuidad humana, lo tradicional, fue la manera como la humanidad enfrentó al mundo, a lo largo de la historia,  cosa que prueba en la práctica la falsedad de este razonamiento.

    Conocimiento científico: Es el que se obtiene mediante procedimientos con pretensión de establecer su validez, utilizando la reflexión, los razonamientos lógicos y respondiendo una búsqueda intencional por la cual se delimita a los objetos y se utilizan métodos de indagación. Aplicando el método científico pretende lograr un conocimiento verdadero. Se caracteriza por ser: Racional: no se limita a describir los hechos y fenómenos de la realidad, sino que explica mediante su análisis para la cual elabora conjeturas, inferencias, fórmulas, enunciados, conceptos. Fáctico: se basa en hechos medibles y comprobables. Objetivo: los hechos se describen y se presentan tal cual son, trata que sus resultados sean de aceptación general. Metódico: se aplica una metodología y un método, el método científico. General: ubica los hechos singulares en pautas generales llamadas leyes. Se preocupa por lograr que cada conocimiento parcial sirva como enlace para alcanzar una comprensión de mayor generalidad. Sistemático: está constituido por ideas conectadas entre sí, que forman sistemas. Es adquirido por procedimientos metódicos y es organizado en la búsqueda de resultados, que tienden a la construcción de ideas racionalmente ordenadas dentro de una totalidad. Acumulativo: parte del conocimiento establecido previamente y sirve de base para la búsqueda de nuevos conocimientos.

       Sin embargo, este último planteamiento   ha sido acusado de reduccionista, debido a que no admite la subjetividad, la intersubjetividad, y otros puntos de vistas fuera de su aura, que pretende presentarnos el conocimiento como estático, válido universalmente; como un sistema cerrado donde no puede permear otro planteamiento o idea. En relación a lo que algunos círculos se llama conocimiento vulgar (hoy saberes), que ha precedido a cualquier forma de conocimiento — incluso el de las universidades—, que vino mucho tiempo más tarde, si no tuviera ninguna significación cómo se explicaría entonces que la humanidad haya sobrevivido durante milenios, solo empleando aquello que hemos llamada “sentido común” o experiencia práctica de vida.

        Karl Popper (1902-1994) Las ideas de Popper sobre el conocimiento científico pueden considerarse como la base que sustenta el resto de sus contribuciones a la filosofía. Además han gozado de enorme popularidad desde que fueron publicadas por primera vez y, al menos entre la comunidad científica, el concepto de falsabilidad ha enraizado fuertemente y es comúnmente aceptado como criterio válido para juzgar la respetabilidad de una teoría. Consciente de ello, y de las críticas que suscitaron sus teorías, Popper amplió y matizó su trabajo originario en sucesivas ediciones y postscripta.

...Acepto la tesis de que sólo debemos llamar «real» a un estado de cosas si (y solo sí) el enunciado que lo describe es verdadero. Pero sería un grave error concluir de esto que la incerteza de una teoría, es decir, su carácter hipotético o conjetural, disminuye de algún modo su aspiración implícita a describir algo real. En segundo lugar, si es falso, entonces contradice a un estado de cosas real. Además, si ponemos a prueba nuestra conjetura y logramos refutarla, vemos muy claramente que había una realidad, algo con lo cual podía entrar en conflicto. Nuestras refutaciones, por ende, nos indican los puntos en los que hemos tocado la realidad, por decir así. (Popper, 1962: Página 82)

        Además Popper fue entusiasta de la utilización de la lógica en la investigación científica, proponiendo que, partiendo de la aplicación de sus principios, se hace factible un acercamiento a la “verdad”.

REFERENCIAS


—Bacon, F, (1984). Novum Organum. Ediciones (Cristóbal Litran Trad.) ORBIS, S. A. Barcelona. España. (Trabajo original publicado en 1892).

—Descartes, Rene (1980) Discurso del Método/ Meditaciones Metafísicas. (Manuel García Morente Trad.).
(4ª ed.) Editorial Espasa-Calpes, S. A. España. (Trabajo original publicado en 1641).

—García, Alejandro. (1999) Revista de Ciencias Humanas N° 22. Pereira. Colombia. [Documento en línea]. Disponible en: http://www.utp.edu.co/~chumanas/revistas/revistas/rev22/index.htm [Consulta: 2014, Octubre 10].


—Husserl, Edmund (1998) Invitación a la Fenomenología. (A. Zirion, P. Beadet y E. Tabernic, Trads.) Editorial Paidós. España. (1ª. ed., 2a Reimpresión.) (Trabajo original publicado en 1925)

__Real Academia de la Lengua. (1992/1994). Diccionario de la Lengua Española. T1. (21a. ed.). Madrid. Editorial Espasa Calpe, S.A.  

—Rosental-Iudin (2004) Diccionario Filosófico. Ediciones Universales. Bogota. Colombia.

—Popper, K (1962) La lógica de la Investigación Científica. (Víctor Sánchez de Zavala Trad.).  Editorial Tecno, S. A. Madrid. España. (Trabajo  original publicado en 1959)

—Marías, Julián. (1980). Historia de la Filosofía. (32ª ed.). Madrid: Edición de la Biblioteca de la Revista Occidente.

—Marx, Karl (2006) Manuscrito Económicos Filosóficos 1844. (M. Vedda, F. Aren y S. Rotenberg Trads.) Editorial Colihue. Buenos Aires. Argentina. 1ra. Reimpresión. (Trabajo original publicado en 1844)

—Mora Ferrater, J. (2001) Diccionario de Filosofía. (1ª ed., 2da. reimpresión). Editorial Ariel Referencia. Barcelona, España.
—Lenin, Vladimir I. (1975). Materialismo y Empiriocriticismo.  Moscú: Progreso.
————————. (1987ª). Cuadernos Filosóficos, Obras Completas. T. XLIII. Moscú: Progreso. [Documento en línea] Disponible  en: http://www.buenastareas.com/ensayos/El-Conocimiento/66377647.html .[Consulta: 2014, Octubre 6].

MUESTRA VISUAL

Alirio Bracamonte. Sin Titulo (1989), Humocaro Alto, estado Lara. Oleo/Cartón Piedra. Colección: Manuel Bas. Caracas, Distrito Capital, Venezuela.

Los Teques, estado Miranda, Venezuela, mayo de 2015

No hay comentarios.:

Publicar un comentario